La minería, solución al despoblamiento de Galicia

2020-03-03T16:54:47+01:0003/03/2020|

Galicia pierde población año tras año. El rural gallego va camino de convertirse en un desierto poblacional, un declive que se agrava de forma imparable con la pérdida de población en el conjunto de la comunidad y el abandono del campo por parte de los más jóvenes. Las estadísticas de Ministerio de Agricultura colocan a Galicia a la cabeza de las comunidades más despobladas en el rural. Entre los años 2010 y 2018, la población en las aldeas gallegas cayó un 17,9%, casi ocho puntos por encima de la media nacional (-10,1%).

La Xunta trabaja para sacar adelante medidas que permitan amortiguar esta tendencia, fomentando la conciliación, promoviendo la natalidad y tratando de atraer inmigración. El ejecutivo autonómico aprobó a mediados de 2019 el inicio de la tramitación de una  ley de impulso demográfico.

La fotografía del rural de hace dos o tres décadas ya no existe. Donde antes había villas prósperas, aldeas vivas y terreno explotado, ahora hay comarcas en declive y suelo abandonado a las silveiras y a los jabalís.

Según los datos pormenorizados del Comisionado del Gobierno para el Reto Demográfico, hay 35 concellos que están al borde de la despoblación (una densidad de población inferior a 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado), según los criterios de la Unión Europea (UE), pero hay 13 en los que el peligro de quedar deshabitados es severo. En estos últimos hay una densidad de población inferior a 8 habitantes por kilómetro cuadrado.

Por poner una referencia, en Vigo, la densidad de población es de 2.600 h/km2 y en A Coruña, de 6.400 h/km2.

¿La explotación de los recursos minerales podría ser una solución al despoblamiento en determinadas comarcas gallegas?

Por los datos del Catastro Minero de la Cámara Oficial Mineira de Galicia (COMG), la respuesta es un sí rotundo. Veamos algunos casos y algunas comarcas.

A Terra Chá

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Al norte de la provincia de Lugo se encuentran los concellos de Ourol (7,5 h /km2), Muras (4,3 h/km2), Abadín (12,1 h/km2) y Xermade (11,3 h/km2). En todos hay un riesgo importante de despoblación. Esta comarca cuenta con reservas de cuarzo, que la empresa minera Erimsa desea extraer mediante cribado de terreno, de una manera compatible con la actividad agrícola, ganadera y forestal. En paralelo a la extracción se procede a la restauración de las parcelas para que sus propietarios puedan volver a trabajar en ellas. La administración minera le ha concedido todos los permisos para hacerlo.

Os Ancares

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En la montaña lucense hay concellos en riesgo servero de despoblación como Cervantes (5,1 h/km2), Navia de Suarna (4,8 h/km2), Baleira (7,8 h/km2), Negueria de Muñiz (4 h/km2) y A Fonsagrada (8 h/km2). En ellos hay evidencias de recursos minerales. Sin ir más lejos, en A Fonsagrada existen canteras de pizarra, como la de Europizarras, que exporta gran cantidad de piedra gallega. En otros concellos también hay constancia de la existencia de pizarra. En esta comarca, como en la vecina Asturias, hay indicios de yacimentos de metales como oro, wólfram y estaño. Incluso en Cervantes hay catalogada un agua mineral que no se está explotando.

O Courel

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Folgoso (5,4 h/km2), Quiroga (10,5 h/km2), Samos (9,6 h/km2), Pedrafita (10,1 h/km2), Samos (9,6 h/km2) y O Incio (11,4 h/km2) forman otra comarca con una densidad de población muy baja y menguante. En la zona ha habido actividad minera desde hace milenios y a día de hoy operan empresas mineras como Magnesitas de Rubián, que extrae carbonato y óxido de magnesio (magnesita cáustica), destinada a alimentación animal (piensos) o para la fabricación de fertilizantes y tratamientos de suelos, exportando más del 75%. Además, hay indicios de metales como hierro, plomo, zinc y minerales como pizarra o calcita. Pero sin duda uno de los mayores beneficios que puede obtener la comarca es la explotación turística del Geoparque Mundial de la UNESCO Montañas do Courel con minas romanas y ferrerías de la edad moderna.

Valdeorras

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Los concellos de A Veiga (3,2 h/km2) y Carballeda (7,1 h/km2) mantienen un alto riesgo de despoblación pese a contar con decenas de canteras de pizarra en su territorio, por lo que el fomento de la actividad minera en ellos es crucial para su supervivencia, puesto que son la base de su demografía. Carballeda de Valdeorras ostenta el segundo puesto de la estadística de producto interior bruto (PIB) por habitante de Galicia, con 112.040 euros, según el Instituto Galego de Estatística en 2016. Ese año, las canteras generaron el 26 % del producto interior bruto valdeorrés.

Macizo Central

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La ‘zona cero’ de la despoblación en Galicia se concentra en los municipios ourensanos más cercanos a Zamora y León como Vilariño de Conso (3,4 h/km2), A Gudiña (9,3 h/km2), Chandreda (3,1 h/km2), Laza (6,3 h/km2), Manzaneda (8 h/km2) o Viana do Bolo (12,2 h/km2). El Macizo Central ocupa una gran área montañosa y prácticamente despoblada, pese a contar con reservas de minerales metálicos como wólfram o estaño y a que en Viana do Bolo se encuentra Penouta, la única mina de coltán del sur de Europa.

Baixa Limia-Xurés

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En varios concellos de la raia seca también el riesgo de vaciamiento es evidente, ya que Baltar (11,1 h/km2), Calvos de Randín (9,1 h/km2), Verea (10,7 h/km2) y Lobios (10,8 h/km2) tienen la luz roja de la UE. Por su proximidad con la zona portuguesa de Barroso-Alvão, estos municipios podrían contener reservas de metales estratégicos como litio. En el concello de Lobios la empresa Caldaria aprovecha los vapores de las distintas surgencias de aguas hipertermales que afloran a la superficie para uno de sus balnearios, en lo que es la actividad económica fundamental del territorio.

La minería promueve un modelo de desarrollo sostenible del rural de Galicia, favoreciendo una cadena de valor que contribuye al desarrollo social y demográfico y a su vertebración económica. Las minas y canteras fomentan una economía competitiva en el rural, mitigando la despoblación del interior de Galicia y aportan una contribución viable a la comarca en la que se asientan.