Galicia está considerada como la tierra del agua, esto es debido a que se trata de una de las regiones de Europa con más riqueza en aguas minerales y termales. Por lo tanto, una de las que más tradición tiene en envasar agua mineral natural y en sus balnearios.
La comunidad gallega supera los 300 manantiales (habiendo más de 2.000 en España). Esto da lugar a que muchas empresas españolas se dediquen al envasado de agua mineral y a gestionar los múltiples balnearios existentes. Contando en la actualidad con 10 plantas gallegas de envasado para agua mineral natural (80 en España) y 21 balnearios (115 en España).
Yendo al grano, vamos a ver cuáles son las características principales que hacen que un agua pueda llevar los apellidos de “mineral natural” o “de grifo”.
¿Cuándo un agua es mineral natural?
El primer detalle en el que debemos fijarnos a la hora de saber si un agua es mineral o no, es que sea de origen subterránea. Normalmente, estan aguas se hayan circulando a una profundidad muy baja, bajo tierra (a cientos o miles de metros) con un gran tiempo de permanencia en acuíferos, pudiendo durar desde décadas hasta decenas de miles de años, antes de que salga al exterior, ya sea brotando de forma natural a través de manantiales, o de forma artificial mediante pozos.
La aportación de la permanencia del agua en el subsuelo
Conforme pasa el tiempo, la permanencia del agua en el subsuelo, da lugar a procesos físico-químicos entre el agua y el terreno, los cuales le aportan a esta, una concentración de minerales característicos y singular. Algunas veces, acentuado por elevadas temperaturas del subsuelo, ayudando a que los minerales se disuelvan en le agua. El paso por la tierra y los minerales hacen posible que el agua se descontamine, que sea pura, es decir, que sea potable.
Además del origen subterráneo, las características que nombramos con anterioridad deben mantenerse intactas en el tiempo. Así pues, cumpliendo lo citado, se podrá proceder al envasado de agua mineral natural.
¿Qué las diferencia?
El agua mineral y la de abastecimientos público de Galicia (agua de grifo), a simple vista pueden tener un gran parecido, pero presentan diferencias claras. La principal diferencia no es otra que la procedencia subterránea, pura en su origen, por lo tanto, no necesita un tratamiento químico para su consumo.
Por el contrario, el agua de grifo necesita someterse a tratamientos para que sea potable, siendo lo más común el añadir cloro en pequeñas cantidades, eliminando así los microorganismos existentes, cosa que queda totalmente prohibida en el agua mineral.
¿El agua del grifo es saludable?
Como nombramos anteriormente, el agua del grifo se expone a un tratamiento básico para poder hacer su ingesta sin correr peligro, ya que, al igual que el agua mineral, lo primero que se hace es un proceso de filtrado, que consiste en la eliminación de elementos que pueda contener, no favorables para su consumo. Esto no quiere decir que, en muchos lugares de España, el agua no sea sana y de gran calidad. No obstante, desde el Instituto de Investigación de Agua y Salud (IIAS), señala que, aunque algunas aguas del grifo son muy buenas, no significa que contengan una composición constante de iones, que sí aporta el agua mineral natural.
Pueden ser igual de sanas y recomendables cualquiera de los dos tipos de aguas analizadas en este artículo, y como hemos visto, cada una tiene sus pros y sus contras. Asimismo, no es un recurso inagotable, por eso es esencial que sen tenga muy en conciencia que se debe hacer un correcto uso de la misma, ya que es un recurso esencial en la vida de los seres vivos.