La obra escultórica de Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924–2002) es una de las más importantes del arte contemporáneo español.
Recibió casi todos los premios existentes a lo largo de su vida: de la Bienal de Venecia al Kandinsky, del Wilhem Lehmbruck al Príncipe de Asturias, del Kaiserring alemán al Premio Imperial en Japón. Su obra está presente en más de veinte museos de todo el mundo, y exposiciones retrospectivas se han celebrado en Houston y en Berlín, en Madrid y en Caracas, en Londres y en Palermo.
Sus esculturas se encuentran frente al mar como en San Sebastián, o en la montaña como en Japón, y en ciudades como Washington, París, Lund, Munster, Madrid, Palma de Mallorca, Guernica o Berlín. Sobre su obra han escrito arquitectos, matemáticos, filósofos como Martín Heidegger y Emile Cioran, o poetas como Octavio Paz.
Empleó madera, hierro, acero y distintos tipos de piedra, entre ellas prefirió el granito y, como no podía ser de otra manera, quedó enamorado del rosa Porriño que empleó por su versatilidad en grandes espacios públicos y por su resistencia en espacios exteriores. Chillida talló la piedra interesado en los espacios que se iban abriendo y en las interconexiones creadas entre ellos.
Las obras de Chillida son lugares de encuentro, espacios para el diálogo y la convivencia y abordan cuestiones fundamentales como la defensa de los derechos humanos, la tolerancia, la fraternidad o el respeto a la naturaleza.
Song of Strength, Museum of Fine Arts (Houston)
En su libro de 2010, ‘El granito de Galicia y su historia’, el cantero porriñés José González Araujo explica que cuando Chillida recibió en 1965 un encargo para realizar una obra escultórica por encargo del Museum of Fine Arts, de Houston, Texas, se decidió por el granito rosa de Porriño. El autor describe que le enseñó todas las canteras del municipio para elegir las cinco grandes piezas que constituirían el monumento, que una vez instalado alcanza un peso de 45 toneladas.
Las piezas una vez talladas fueron enviadas en transportes especiales hasta el puerto de Vigo, desde donde partieron hacia EE.UU. La ejecución de la obra se realizó en un taller de Budiño. Chillida eligió a canteros del lugar para trabajar bajo su dirección. Fueron los hermanos Francisco y José Antonio Romero Lemos los encargados de dar forma a la idea de Chillida, según describe González Araujo en su libro. En las referencias biográficas oficiales del escultor vasco se cita al cantero gallego Nicanor Carballo como su colaborador más habitual en esta materia en las décadas de los sesenta y setenta.
La obra se llama Song of Strength – Abesti Gogorra y en 2018 fue emplazada en el acceso de la Glassell School of Art, perteneciente al Museum of Fine Arts Houston, y diseñada por la prestigiosa firma de diseño Deborah Nevins & Associates.
El Peine del Viento (San Sebastián)
La obra más conocida y emblemática de Chillida es ‘El peine del viento’, un conjunto de esculturas de acero instalado en un extremo de la bahía de La Concha, en San Sebastián (Guipúzcoa). Este proyecto de tres esculturas de nueve toneladas cada una fue desarrollado en colaboración con el arquitecto Luis Peña Ganchegui, que fue el encargado de diseñar el entorno.
Se trata de un conjunto escultórico formado por terrazas de granito de color rosa y tres piezas de acero aferradas a las rocas que resisten a los continuos embates del mar. Desde su instalación se ha convertido en una seña de identidad de la ciudad guipuzcoana.
El arquitecto integró en la abrupta orografía de la costa, una serie de plataformas, gradas y espacios con adoquines de granito de Porriño. En el pavimento pueden apreciarse una serie de surtidores a través de los cuales, los días de fuerte oleaje, brota con fuerza aire con salitre. El escultor eligió el granito rosa de Porriño por asemejarse al resto de la piedra natural de los muros de la Concha, cuyo material rosado procede de Bera de Bidasoa.
Plaza de los Fueros (Vitoria)
A finales de los años 1970, Eduardo Chillida y el arquitecto donostiarra Peña Ganchegui concibieron un gran espacio público en el centro de Vitoria (Álava) para el que rescataron los juegos tradicionales vascos: un frontón, una bolera y una pista para las pruebas de arrastre de piedras por bueyes. El único material visible que configura suelos, gradas y escaleras es granito de Porriño.
En el vértice occidental construyeron un laberinto en granito rosa de Porriño, como todo el conjunto, que alberga en su interior la escultura Homenaje a los fueros, realizada en acero. Como otras obras del escultor donostiarra, la Plaza de los Fueros fue contestada agriamente por algunos sectores, mientras el pueblo hacía de ella su lugar de encuentro festivo.
El estilo de todo el conjunto es vanguardista, en contraste con el entorno. Toda la obra arquitectónica está cubierta de losas de granito de Porriño, y en algunos lugares, de empedrado de este material.
Eduardo Chillida se apoyó en la dura y resistente piedra granítica de Porriño para crear obras monumentales. Compró los bloques, el perpiaño y las losas a los empresarios que empezaban a forjar la gran industria minera que acabó siendo. Contrató a los canteros gallegos que le ayudaron a plasmar en la roca sus bocetos de papel y modelos de madera. Su legado y su obra permanecerán siglos a la intemperie. Inalterables gracias a un producto esencial de la minería de Galicia: el granito rosa de Porriño.