Uno de mayores retos a los que se enfrenta la humanidad es el calentamiento global, un fenómeno que ha mostrado en los últimos años sus consecuencias y que tiene como causa principal la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Esta problemática global tendrá implicaciones severas para nuestro país. Uno de los últimos informes emitidos por Greenpeace, ‘Carrera climática a contrarreloj: cambio climático y eventos meteorológicos extremos en España’, elaborado por la Universidad de Exeter (Reino Unido), indica que España será cada vez más calurosa y árida con sequías 10 veces más graves que las actuales.
La sociedad está cada vez más concienciada con la necesidad de reducir la emisión de gases de carbono, sin embargo, es un proceso en que han de estar implicadas todas las actividades humanas, ya que el CO2 procede de casi cualquier ámbito en el que participe el ser humano: transporte, energía necesaria para las viviendas, industria, agricultura, etc.
Además de la reducción de emisiones de dióxido de carbono –mediante la implantación de energías renovables, de sistemas de eficiencia energética, de la instauración del coche eléctrico- existe una medida muy efectiva: la creación de espacios verdes que absorban CO2. Y aquí es donde la industria minera puede desempeñar un papel protagonista, a través del último paso del ciclo extractivo: la restauración. ¿Cómo es esto posible? Los suelos en buen estado, los bosques y las grandes masas de agua son algunas de las formas que adoptan las restauraciones mineras para recuperar la biodiversidad y además son sumideros naturales que atrapan dióxido de carbono
Revegetación e introducción de especies arbóreas como sumideros de CO2
Para revertir el calentamiento global no basta solo con reducir las emisiones de efecto invernadero, habilitar espacios naturales capaces de absorber estos gases procedentes de casi todos los ámbitos del ser humano –transporte, producción de energía para los hogares, actividades agrícolas e industriales, etc.-es fundamental, mientras que al mismo tiempo reducen las sequías y evitan los incendios.
El uso de restauraciones mineras como sumideros de carbono es una estrategia innovadora y prometedora en la lucha contra el cambio climático. Las áreas degradadas por la actividad minera representan un desafío ambiental, pero también ofrecen una oportunidad única para mitigar las emisiones de carbono y promover la regeneración de ecosistemas.
Si se aplican técnicas de restauración adecuadas, como la revegetación y la reintroducción de especies nativas, se puede lograr una recuperación significativa de la flora y la fauna local. De este tipo de restauraciones tenemos grandes ejemplos en la comunidad gallega.
La revegetación de estas áreas con ciertas especies arbóreas no solo ayuda a restablecer los ecosistemas, sino que también contribuye a la captura y almacenamiento de carbono atmosférico. Los árboles absorben el dióxido de carbono a medida que crecen, utilizando el carbono para su crecimiento y liberando oxígeno como subproducto a través de la fotosíntesis.
Algunas especies de árboles tienen una mayor capacidad para secuestrar carbono y, por lo tanto, son más efectivas. La investigación continua llevada a cabo por los profesionales del sector minero permite identificar las especies más eficientes y adaptadas a las condiciones locales de cada caso concreto de restauración:
- Árboles de crecimiento rápido: como el sauce, el álamo y el aliso, son conocidos por su capacidad para absorber grandes cantidades de carbono durante su fase de crecimiento activo.
- Árboles de hoja perenne: Los árboles de hoja perenne, como los pinos y los abetos (Abies), son especies que mantienen sus hojas verdes durante todo el año. Esto les permite llevar a cabo la fotosíntesis durante períodos más largos.
- Árboles de madera densa: Algunas especies de árboles con madera densa, como el roble, el tejo y el eucalipto, tienen una alta capacidad para almacenar carbono debido a la densidad de su madera.
Almacenamiento de carbono en suelos restaurados
Además del almacenamiento de carbono en la biomasa de los árboles, las restauraciones mineras pueden ofrecer oportunidades para el almacenamiento de carbono en el suelo. La mejora de la calidad del suelo a través de prácticas de gestión adecuadas, como la adición de materia orgánica, puede aumentar la capacidad de retención de carbono en el suelo. Esto se debe a que la materia orgánica actúa como un sumidero de carbono a largo plazo, ayudando a reducir las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera. En las restauraciones mineras el primer paso es siempre la regeneración correcta del suelo, en muchas ocasiones mediante tecnosuelos creados en laboratorio.
La transformación de las minas abandonadas en sumideros de carbono no solo tiene beneficios ambientales, sino también socioeconómicos. La restauración de estas áreas puede crear empleo local y promover el desarrollo sostenible de las comunidades cercanas. La gestión adecuada de las restauraciones mineras también puede prevenir la contaminación del agua y mejorar la calidad del hábitat para la vida silvestre, lo que a su vez fomenta el turismo y otras actividades económicas relacionadas con la naturaleza.
Lagos y lagunas: la capacidad del agua para fijar carbono
Galicia es todo un ejemplo de cómo convertir antiguas minas en lagos y lagunas con múltiples funciones: creación de biodiversidad, fomento del ocio y el turismo, disponibilidad de recursos hidrológicos para la lucha contra incendios. En la provincia de A Coruña, tenemos el lago minero que constituye el lago artificial más grande de toda Europa. Estas grandes masas de agua contribuyen además a la captura de dióxido de carbono a través de varias formas:
- El agua de los lagos y las lagunas tiene la capacidad de absorber el dióxido de carbono presente en la atmósfera. A través de un proceso llamado difusión, el CO2 se disuelve en el agua, lo que resulta en una disminución de la concentración de carbono en la atmósfera y su almacenamiento en el agua.
- Productividad primaria: Las algas y plantas sumergidas realizan la fotosíntesis, lo que implica la captura de dióxido de carbono atmosférico para producir materia orgánica. A medida que las plantas y las algas crecen, almacenan carbono en sus tejidos. Cuando estos organismos mueren, parte del carbono se hunde en el fondo del lago o la laguna, donde puede permanecer almacenado durante períodos prolongados.
Para maximizar el potencial de las restauraciones mineras como sumideros de carbono, es necesario contar con un marco regulatorio sólido y políticas de apoyo que fomenten la restauración ecológica y la gestión sostenible de estas áreas. La Cámara Oficial Mineira de Galicia está fomentando la transformación de minas ya cerradas en ecosistemas saludables y productivos, capaces de capturar y almacenar carbono, restaurar la biodiversidad y promover el desarrollo sostenible. Con una planificación adecuada y un enfoque integrado, las restauraciones mineras pueden convertirse en un componente clave de la estrategia global para enfrentar el desafío del cambio climático.