La industria de la pizarra es, sin lugar a duda, uno de los pilares económicos de Galicia y una de nuestras señas de identidad. Nuestra tierra es, a nivel mundial, la primera región en concentración de esta roca metamórfica.
Galicia es además la comunidad autónoma líder en producción de pizarra en España, copando hasta el 70% de las exportaciones nacionales. Por este motivo, no es de extrañar que prácticamente la mitad de los tejados de pizarra en Europa tengan procedencia gallega.
La explotación de pizarra en Galicia es una actividad que cuenta con décadas de historia, su apogeo llegó en la década de los 70 y desde entonces, los procesos de extracción y elaboración no han dejado de evolucionar. Una evolución técnica que aumenta la comodidad y la eficiencia de los trabajadores al mismo tiempo que disminuye el impacto ambiental; y que, ante todo, permite acabados con una calidad cada vez más destacable.
Sin embargo, hay algo que no ha cambiado a lo largo de los años en la elaboración de este ‘oro negro’: su sostenibilidad. Las técnicas de producción y elaboración de la pizarra son mecánicas, no es necesario ningún producto químico, por lo que es imposible que las empresas pizarreras generen vertidos contaminantes que pudiesen contaminar tierras, ríos o arroyos.
Además, cabe destacar, que el gasto de energía durante los procesos de elaboración de la pizarra es muy bajo. Esto se debe a que el bloque de pizarra se trata en bruto, sin necesidad de tratamientos de molienda, de triturado o de cocción. Por ello las emisiones de carbono son mínimas.
El sector de la pizarra está profundamente ligado a la Industria 4.0, ya que está adquiriendo una tecnificación cada vez mayor, pero que al mismo tiempo es compatible con la labor cuidada -y casi artesana- de los seleccionadores, labradores y embaladores, algunos de los perfiles de trabajadores que hoy nos podemos encontrar en cualquier planta de elaboración.
El proceso de producción de la pizarra que se lleva a cabo en Galicia, concretamente en Valdeorras y en menor medida en Quiroga se puede resumir en siete puntos:
Extracción de los bloques de pizarra en la cantera
Los grandes bloques de pizarra son extraídos gracias al uso de hilo diamantado, una técnica con grandes ventajas como son un corte más limpio y preciso, la reducción de ruido y vibraciones o la baja tasa de accidentes.
Transporte de los bloques a la planta de elaboración
Los camiones transportan los grandes bloques a las plantas de elaboración. Estas instalaciones donde se tratará la pizarra hasta obtener el producto final se sitúan cerca de la cantera, de esta manera se ahorran costes y emisiones contaminantes por el transporte.
Transformación de la pizarra: ya en la planta de elaboración, los profesionales se encargan de examinar cada uno de los bloques extraídos y los seleccionan en función de su potencial para el uso final. Dentro de este punto se distinguen tres procesos diferentes:
- Serrado. Los bloques se sierran en diferentes tamaños dependiendo de las dimensiones del producto final que se desee obtener. Posteriormente, se conservan en contenedores llenos de agua a la espera de la siguiente fase: el labrado.
- Labrado. En este proceso, entra el trabajo manual de los labradores que exfolian la pizarra abriendo el bloque en finas láminas en función de las especificaciones del cliente final. Esta técnica artesanal y meticulosa es la que permite que el producto final tenga una calidad excepcional.
- Biselado. Esta operación permite dar la dimensión definitiva a la hoja de pizarra. Los cantos de las diferentes piezas se biselan a máquina -de manera manual con guillotina o bien, de forma automática con fresas de disco- para darles el tamaño exacto requerido y su acabado característico
Selección de la pizarra
Una de las últimas fases es también una de las más importantes, de ella se encarga el departamento de calidad y consiste en un proceso de selección manual por el cual cada pieza de pizarra es categorizada siguiendo tanto criterios técnicos como estéticos. Por lo general se distinguen tres tipos de calidades para el producto acabo: óptima, superior y naturelle.
Paletización
Las pizarras ya recortadas y seleccionadas se colocan verticalmente en palets de madera, listas para su transporte y para ser colocadas en su ubicación final (tejados, fachadas, etc) donde permanecerán inalterables durante siglos gracias a la resistencia que la caracteriza.
La calidad de la pizarra gallega no solo depende de la gran riqueza de las materias primas de nuestros suelos, también del esmero de los trabajadores de las naves de elaboración. La trazabilidad de cada uno de los palets transportados es completa, ya que además de marcarse las cantidades o la referencia de la pizarra, se indican las iniciales del seleccionador y del labrador. Por eso, puede decirse que la pizarra que llega a destinos tan lejanos como Francia, Reino Unido o Estados Unidos tiene sello artesano.