La carrera por la minería espacial ya ha comenzado

2019-07-20T09:05:03+02:0020/07/2019|

La minería espacial ha pasado en poco tiempo de ser ciencia ficción a un proyecto real. Los asteroides cercanos a la Tierra son ya candidatos para las primeras incursiones mineras fuera de nuestro planeta y ya existen iniciativas a escala internacional que abordan esas futuras actividades de una manera seria y rigurosa.

Existen unos 9.000 asteroides considerados próximos a la Tierra que contienen recursos de gran valor económico. En ellos, podrían encontrarse elementos como oro y platino, de los que se podrían extraer más materias primas que las obtenidas en minas terrestres en toda la historia. De hecho, se cree que algunos asteroides contienen hierro, níquel o cobalto en cantidades suficientes para cubrir las necesidades de la Tierra durante 3.000 años.

Teniendo en cuenta que son unos 12.000 los asteroides que cada año pasan cerca de la Tierra, desde grandes rocas hasta piezas de varios kilómetros de diámetro, y que en un 10% de ellos sería más fácil aterrizar que en la Luna, la fiebre por la exploración de estos cuerpos celestes está servida y la carrera por explotar comercialmente las riquezas del espacio no ha hecho nada más que empezar.

Los asteroides son una fuente, casi inagotable, de minerales

Cien mil millones de dólares por cada habitante de la Tierra. Este es el valor que la agencia espacial de EE.UU (NASA) calcula que tienen todos los minerales almacenados en los asteroides del cinturón principal de nuestro Sistema Solar, entre Marte y Júpiter. Estos cuerpos celestes son los restos de la formación de los planetas y los satélites alrededor del Sol y son los candidatos perfectos de los que obtener minerales muy valiosos para la Tierra, más escasos y difíciles de conseguir en nuestro planeta.

Hasta ahora, los asteroides eran meras minas de información para que los científicos entendieran el origen del Sistema Solar. También se han observado con el objetivo de calcular el riesgo que tienen algunos de colisionar con la Tierra. De hecho, la NASA y la agencia espacial europea (ESA) tienen programas específicos dedicados al seguimiento de los asteroides y llevan tiempo estudiando proyectos con la finalidad de desviarlos de su camino, en caso de presentar riesgo de impacto con la Tierra.

Las investigaciones hechas sobre los asteroides han permitido clasificarlos en tres tipos principales:

  • Carbonáceos (C). Se encuentran en la zona exterior del cinturón principal de asteroides y son los más comunes. Están formados principalmente por carbono.
  • Silicatos (S). Son los más frecuentes en las regiones interiores del cinturón principal de asteroides, cerca de Marte. Contienen metales en su composición y están formados principalmente por silicio.
  • Metálicos (M). Ocupan las zonas medias del cinturón principal de asteroides y son ricos en metales, principalmente níquel y hierro.

Además de estos tres tipos de asteroides principales, se han clasificado otros dos tipos: los tipo D, en la órbita de Júpiter y formados mayoritariamente por carbono, y los V, situados en el Sistema Solar exterior, entre Júpiter y Neptuno. Cada tipo de asteroide puede significar diferentes opciones de exploración para futuras empresas mineras espaciales, pero hay que tener en cuenta sus órbitas para determinar cuáles son los elegidos para ser explotados.

Lo cierto es que los asteroides contienen minerales muy valiosos para la industria y cuyas existencias están agotándose en la Tierra. Por ejemplo, los asteroides tipo M están compuestos por un 80% de hierro y un 20% de níquel, platino, oro, iridio, paladino, magnesio, rodio, osmio y rutenio. De todos ellos, el iridio es el más difícil de conseguir en el Tierra debido a que su alta densidad y su tendencia a unirse con el hierro hacen que se sitúe muy por debajo de la corteza terrestre.

La Luna, en el punto de mira para la exploración minera

Con más de 1.600 millones de toneladas de agua depositada en sus polos en forma de hielo y una enorme cantidad de tierras raras bajo su superficie, la Luna se ha convertido en un objetivo ideal para las compañías mineras espaciales.

Los análisis de las rocas que se trajeron de vuelta a la Tierra por las misiones Apolo indicaron que la Luna es rica, además de en tierras raras, en un grupo de 17 elementos, minerales y metales, como el escandio, itrio, lantano y cerio, entre otros. Estas materias primas son escasas en nuestro planeta, pero cada vez son más demandadas por su uso en la fabricación de tecnologías energéticas eficientes y en la electrónica.

La Luna contiene suficientes recursos propios como para que comience a ser interesante su exploración con fines mineros. La extracción de materiales, como el aluminio o el titanio, se haría ya no con el fin de transportarlos a la Tierra, sino para construir estaciones espaciales y satélites en órbita. También sería sencilla la extracción del silicio, necesario para los paneles solares. De realizarse, la minería lunar podría convertirse fácilmente en el trampolín necesario para explorar el Sistema Solar.

Eso sí, la minería lunar será económicamente viable cuando el combustible necesario para las naves espaciales pueda ser producido en el espacio a partir de las materias primas provenientes de la Luna. Y, además, la exportación de los materiales lunares a la tierra se producirá cuando se puedan vender por más de lo que cuesta introducirlos.

La exploración del planeta Marte

Los investigadores están de acuerdo. Desde un punto de vista de explotación de recursos, el transporte de materias primas desde Marte a la Tierra sería extremadamente costoso, por lo que esta actividad sería prácticamente inviable. Pero sí que es interesante estudiar las posibilidades que ofrece el planeta rojo para averiguar si sería posible el abastecimiento de una colonia humana.

Desde el punto de vista de la exploración de los recursos minerales y energéticos de Marte, se han detectado grandes masas de óxidos de hierro, probablemente hematites, que podrían ser aprovechables económicamente. Tampoco se descarta la existencia de áreas mineralizadas de gran extensión y de zonas ricas en óxidos y sulfuros de plomo, zinc, hierro, manganeso y metales preciosos.

Para realizar estos estudios, las agencias espaciales llevan años enviando misiones espaciales que exploran el planeta vecino. Una de ellas es la misión InSight, que aterrizó en Marte el  26 de noviembre de 2018. Los objetivos de esta misión son entender la estructura interna y la dinámica de los sistemas geológicos de Marte, lo que implica la colocación de un sismógrafo y la posibilidad de perforar el suelo hasta unos 5 metros de profundidad. De esta forma se podrá conocer más y mejor la composición del planeta y sus posibilidades en cuanto al uso de los recursos que ofrece.

El creciente interés por explorar asteroides, satélites u otros planetas, está movido por la creencia de que la minería espacial es el gran sector que queda por explotar en un planeta en que se utilizan, y se agotan, todos los recursos.

Las misiones para estudiar la posibilidad de extraer minerales y metales de, sobre todo, asteroides, aún es bastante incierta, pero la promesa de obtener grandes beneficios impulsa a nuevas empresas a potenciar la exploración del espacio. Empresas como Planetary Resources ya han conseguido probar en el espacio algunas de las tecnologías necesarias para el estudio de la composición de los asteroides.

Lo cierto es que si la producción anual de metales sin procesar de la Tierra alcanza los 660.000 millones de dólares anuales, los extraídos de los asteroides moverían 700 quintillones. Aunque, por ahora, es un negocio que se encuentra en fase de desarrollo, más que en convertirse en una realidad a corto plazo.