El agua es uno de los recursos claves y estratégicos para el sector de la minería. Por ello, esta industria tiene como objetivo proteger la biodiversidad, luchar contra la contaminación del aire y del agua, así como contra el cambio climático.
La amplia mayoría de los recursos mineros proviene de la explotación de minas y canteras. Esta actividad conlleva consecuencias importantes, ya que dejan una marca visible en el entorno natural. El liderazgo innovador de la industria de la minería requiere, además, incluir planes hidráulicos que gestionen el agua más allá de las operaciones propias de una mina. De esta forma, se garantiza un acceso sostenible e incluyente al agua por parte de la sociedad y del medio ambiente.
El impacto de las minas en el entorno
Las explotaciones mineras se someten a una evaluación del impacto que pueden tener sobre el entorno y los posibles efectos de sus actividades sobre las aguas superficiales y subterráneas. De este modo, se aplican una serie de buenas prácticas que ayudarán a gestionar minas y canteras de forma adecuada. En muchos países de la Unión Europea, durante la planificación general de la explotación, se diseña un plan de gestión del agua, tanto superficial como subterránea, que va a definir cómo se va a controlar el agua y cómo se conservará su calidad.
Las actividades mineras emplean agua para distintos procesos minerales como, por ejemplo, para la recuperación de metales. El agua va a ayudar en la tarea de control del polvo que se produce además de satisfacer las necesidades de los trabajadores de las minas. La cantidad de agua requerida en una mina dependerá del tamaño de la misma, de la cantidad de minerales a extraer y del proceso minero que se lleve a cabo. Las minas que procesan químicamente mineral para concentrar metales como el cobre o el oro usan mucha más agua que las minas no metálicas de áridos o rocas ornamentales.
Las prácticas modernas de gestión del agua y los diseños de las minas reducen en gran medida el potencial de contaminación de las explotaciones mineras. Además, una vez terminada la fase de extracción, la mina debe quedar completamente restaurada, en un estado igual o mejor que el anterior. El objetivo es beneficiar a la comunidad local y ayudar a la conservación de las reservas hidráulicas, ecológicas y paisajísticas que pudieran verse afectadas.
Una contribución positiva al ciclo sostenible del agua
La industria minera cuenta con un importante potencial para contribuir positivamente al ciclo sostenible del agua. Al aportar unos planes obligatorios de gestión hidráulica, la minería se asegura de que el impacto de sus actividades se minimice al máximo, sobre todo en lo referido al agua.
Por otro lado, la minería puede ser un aliado en cuanto a la gestión de las cuencas de los ríos cuando se trata de garantizar que el cauce conserve su capacidad de contener los caudales de agua que lo recorren, incluso en momentos de crecida. Para ello, se utilizan técnicas como la ampliación del cauce del río o la creación de cursos de agua suplementarios, la limpieza de los lechos y la construcción de diques y protecciones contra inundaciones en los márgenes de los cauces.
Suministros de agua gracias a las minas
Una manera mediante la que la industria minera contribuye a un uso más racional de los recursos disponibles es mediante la extracción de aguas subterráneas. Estos acuíferos son grandes masas de agua que se encuentran bajo la superficie terrestre. Gracias a la perforación de pozos en el perímetro de la explotación, el agua se puede bombear hacia el exterior para ser utilizada. Además, de este modo se facilitan las labores de extracción de la mina.
El agua subterránea extraída cumple con los requisitos de calidad para que pueda ser consumida por las personas, y este enfoque es el que ha llevado a que se intensifique la colaboración entre empresas mineras con aquellas suministradoras de agua potable. Los áridos, por ejemplo, actúan como filtros del agua, por lo que se utilizan habitualmente en plantas potabilizadoras de todo el mundo para su depuración con el fin de mejorar su calidad asegurando su buen estado químico.
Además, en Galicia se encuentra el lago de Meirama, con el que la Empresa Municipal Aguas de A Coruña (Emalcsa) podría abastecer al área metropolitana en casos de sequía, como se produjo en octubre de 2017.
Contribución de la minería a la biodiversidad
A lo largo de la vida de las explotaciones, se genera una gran diversidad de hábitats de alto valor biológico. Estos hábitats están protegidos de perturbaciones externas y de la contaminación.
La minería, además de ser compatible con la biodiversidad, tiene un gran potencial para crearla. Como prueba de su riqueza biológica, en Europa existe un buen número de antiguas explotaciones que han sido designadas como áreas Red Natura 2000. Cuando las minas restauradas se encuentran cerca de humedales, se rehabilita el espacio natural con el objetivo de mejorar y preservar tanto la flora como la fauna del lugar.
La industria de la minería aplica la fórmula de mitigación “evitar, reducir y recuperar” partiendo de la evolución de impacto ambiental y siguiendo por la rehabilitación del entorno. Esta práctica es un claro ejemplo de la buena gestión del medio ambiente que puede hacer la industria minera. El aumento de la biodiversidad en el entorno va a mostrar, una vez más, como las minas pueden resultar beneficiosas tanto durante como después de su explotación.
Contribución de la minería a la economía circular
La industria de la minería contribuye a una economía circular gracias al ciclo de vida completo de las minas y canteras: la excelencia en las operaciones diarias, el uso completo de las reservas de recursos geológicos, el reciclaje y la rehabilitación.
La eficiencia en la gestión de los recursos disponibles, y por tanto del agua, es una prioridad en las minas, de forma que muchas empresas están llevando a cabo nuevas prácticas en, por ejemplo, la recirculación del agua de proceso, para así minimizar su consumo.
Un manejo integrado del agua es necesario para una operación minera más eficiente. Aunque el enfoque de la gestión del agua pueda ser visto inicialmente como complicado, es el único sistema de gestión que asegura la sostenibilidad del proyecto y la disminución de conflictos sobre el uso del agua, que se expresa en una mayor rentabilidad y eficiencia de la operación minera.
La gestión integrada del agua anticipa los efectos e impactos de las operaciones mineras, mejora el sistema de monitoreo en las instalaciones y busca las mejores soluciones posibles para que la mina tome sus propias decisiones estratégicas.
Aunque en Galicia el agua no es un bien escaso, como en otras partes del planeta, el sector minero es muy consciente de su importancia como recurso básico para la sociedad.