En un mundo cada vez más consciente de la sostenibilidad y la protección del medio ambiente, la búsqueda de alternativas viables a la minería, entendida como la explotación de recursos geológicos, se ha intensificado. Esta demanda, impulsada por la transición energética y la digitalización, ha llevado a valorar otras opciones de consecución de materias primas como la minería urbana que podría complementar la extracción de recursos del subsuelo.

En este contexto, la minería urbana aparece como una vía innovadora y sostenible para recuperar metales y minerales de residuos como aparatos electrónicos, electrodomésticos o incluso coches, integrándose dentro de una economía circular. Este modelo de recuperación no solo optimiza las materias primas disponibles, sino que muchos analistas la consideran un suministro secundario.

El papel del reciclaje de metales

De acuerdo a un informe de la Fundación para la Justicia Ambiental (EFJ), la tecnología de la que disponemos actualmente permitiría recuperar hasta un 90% de minerales críticos como cobalto, litio, manganeso y níquel a partir de otros residuos. Si alineamos este proceso con los principios de la economía circular, podría contribuir a compensar parte de la creciente demanda de estos minerales, complementado su extracción y minimizando el impacto ambiental de la industria. Según el documento de la EFJ, prácticas como la extensión de la vida útil de productos, su reutilización y el reciclaje podrán reducir de manera significativa la demanda de ciertos minerales para 2050.

Sin embargo, el reciclaje por sí mismo no puede cubrir la demanda total. La alta demanda de minerales críticos para la tecnología verde, como el litio, es un reto al que nos estamos enfrentando ya en la actualidad. A finales de 2024 no existía en toda Europa ninguna factoría capaz de reciclar litio a escala industrial desde residuos eléctricos o electrónicos.

Según el Foro Económico Mundial y la Agencia Internacional de Energía, solo la demanda de litio ha alcanzado los 3 millones de toneladas en 2023, frente a una producción global de 130.000 toneladas en 2022. Esto demuestra que, pese a que la minería urbana es una solución viable para conseguir minerales muy demandados, el suministro global seguirá dependiendo en gran parte de la extracción de materias primas en minas y canteras.

Sin embargo, expertos en suministro de minerales y defensores de la minería más tradicional señalan que no hay suficientes minerales en las cadenas de suministro existentes para que el reciclaje sea una alternativa viable a corto plazo. La demanda de minerales críticos, especialmente para vehículos eléctricos, está aumentando a un ritmo tan grande que el reciclaje de metales por sí solo no puede igualarla.

Según el Foro Económico Mundial y la Agencia Internacional de Energía, solo la demanda de litio podría alcanzar entre 2,5 y 3 millones de toneladas para 2023, mientras que la producción global del año 2022 fue de solo 130.000 toneladas.

La minería urbana y el ecodiseño

La minería urbana se refiere al proceso de recuperación de materiales valiosos de residuos electrónicos y otros desechos urbanos. Este enfoque es crucial para una economía circular, donde las materias primas extraídas se utilizan durante el mayor tiempo posible, primando el ecodiseño. Se trata de incorporar criterios ambientales en la fase de concepción y desarrollo de un producto, con el objetivo de reducir la huella ecológica en las diferentes fases del ciclo de vida del producto: desde la extracción de las materias primas, el transporte, la fabricación, la distribución y el uso, hasta el fin de su vida útil.

Según la EFJ, la minería urbana puede reducir significativamente la necesidad de extracción primaria de minerales, disminuyendo el impacto ambiental de esos procesos. Por ejemplo, cada año se pierden más de 16.000 toneladas de cobalto debido a la insuficiente recolección y reciclaje de teléfonos móviles, lo que equivale aproximadamente al 10% de la producción mundial anual de este metal. De esta manera, la minería urbana no solo puede ser rentable, sino que ofrece la oportunidad de recuperar metales como el cobre o el oro de residuos a un coste comparable al de su extracción de fuentes geológicas.

En el informe de la EFJ se indica que ya hay estudios que demuestran que la minería urbana de aluminio y cobre tiene un coste menor que la extracción de estos metales del subsuelo. Obtener una tonelada de cualquiera de ellos a través de la minería urbana (reciclaje) es significativamente menor.

Desafíos y necesidades de la minería urbana

Aunque la extracción en minas y canteras es completamente insustituible por el volumen de la demanda mundial de minerales, el reciclaje de metales y la minería urbana se perfilan como complementos interesantes, como una fuente secundaria que debe ser tenida en cuenta.

Estableciendo política y marcos regulatorios adecuados y avanzando en una tecnología del reciclaje eficiente con una infraestructura de recolección y separación de residuos, la minería urbana podría cubrir una parte de la demanda de materias primas críticas.

Empresas como Tesla o Nothvolt son dos ejemplos de cómo la industria ya está implementando programas de reciclaje, en este caso de baterías, para recuperar metales valiosos, una muestra de que la minería urbana es una herramienta a tener en cuenta como complemento tanto para la extracción primaria como para la economía circular.

Una transición hacia un modelo que contemple la minería urbana será capaz de fortalecer las cadenas de suministro de minerales críticos, al mismo tiempo que contribuirá a una gestión adecuada de los recursos disponibles.