La tela de araña legislativa que limita el desarrollo del rural gallego

2020-12-15T15:05:37+01:0014/12/2020|

Las actividades primarias reciben este nombre por ser las industrias básicas para el funcionamiento de una sociedad, ya que son fundamentales para que el resto de sectores económicos se puedan desarrollar y así poder cubrir las demandas de todos los ciudadanos. Sin ganadería, agricultura, pesca, sector forestal y minería no sería posible la vida tal y como la entendemos.

Estas actividades tienen un punto en común: su vinculación con la naturaleza, y es que todas explotan los recursos naturales que el entorno nos ofrece. Estas actividades y las materias primas que nos proveen son indispensables para poder cubrir necesidades tan básicas como alimentarnos, vestirnos o tener una vivienda. Más concretamente, sin la minería no podríamos viajar, al no disponer de carreteras, coches o aviones; no podríamos comunicarnos, al no tener acceso a los materiales con los que se fabrican móviles y ordenadores, tampoco campos como los de la medicina podrían seguir desarrollándose sin los materiales estratégicos que solo puede aportar el sector extractivo.

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La riqueza del rural gallego

El clima, las características de sus suelos y de su vegetación hacen de Galicia un marco perfecto para desarrollar estas actividades primarias; mientras que las últimas técnicas permiten que estas labores se realicen respetando el medio ambiente para que todos podamos seguir disfrutando de la belleza y riqueza de nuestra tierra. Se trata de actividades compatibles con el entorno en el que se desarrolla, el medio rural, y sin las cuales estas zonas carecerían de oportunidades de empleo y desarrollo.

Sin embargo, estas industrias sufren grandes limitaciones, ya que las políticas medioambientales se desarrollan al margen de las demandas de los vecinos y de las actividades económicas que se desarrollan en el territorio, con la proliferación de una legislación ambiental que se dicta sin la participación de la población rural, que padece serias dificultades para mantener sus actividades productivas y medio de vida.

Por este motivo, representantes de los sectores agrícola, ganadero, forestal y minero han formado una plataforma con el objetivo de encontrar un marco legislativo que profundice en la compatibilización de sus actividades con la protección real del medio ambiente.

Los sectores primarios advierten de que se está tejiendo una ‘tela de araña’ de legislación medioambiental que limita de una manera innecesaria todo tipo de actividades, lo que acaba siendo contraproducente para la protección del medio, ya que, a menos actividad, menos población rural y por lo tanto, menor gestión humana del territorio y más riesgo de incendios catastróficos que destruyen todo aquello que se pretende proteger, como se viene comprobando en los últimos años en Galicia.

En el sector minero, este entramado legislativo y burocrático, se traduce en proyectos mineros que se encuentran parados pese a cumplir con los requerimientos de calidad necesarios. Esto se debe a la normativa minera más densa de Europa, y por tanto del mundo, que demora la obtención de permisos de explotación por encima incluso de los 8 años, pese a que la legislación Minera establece un plazo máximo de 1 año para dictar dicha resolución.

Con esta iniciativa, a favor del desarrollo sostenible, los impulsores de las actividades económicas del rural pretenden proteger el patrimonio natural. Para ello, entienden fundamental que exista una masa crítica suficiente de población en el rural que gestione el territorio de forma productiva y sostenible.

Por otra parte, es necesario tener en cuenta las posibilidades de compatibilización de la actividad económica y de protección del medio que ofrecen los principios de la gestión sostenible, la certificación medioambiental y la aplicación de las distintas normativas sectoriales de prevención y corrección de impactos medioambientales, entre otras.

En Galicia, las empresas mineras están alineadas con los objetivos del desarrollo sostenible y con las técnicas de economía circular que permiten el completo aprovechamiento de los recursos explotados y del espacio en el que se asientan.

Destacan ejemplos de buenas prácticas en Triacastela (Lugo), donde la empresa Cementos Cosmos es la encargada de la protección de la Cova de Eirós; en Vimianzo (A Coruña), donde las restauraciones y técnicas llevadas a cabo por Caolines de Vimianzo la han hecho la primera empresa española merecedora de la certificación UNE de Minería Sostenible.

Por otra parte, Erimsa, que explota cuarzo en varios puntos de la provincia de A Coruña, utiliza sus arenas para abastecer al sector ganadero produciendo camas para vacas.

La unión de los sectores primarios para el desarrollo rural

Tanto la minería como los demás sectores representados defienden la sostenibilidad de la gestión forestal y agropecuaria, así como del aprovechamiento de los recursos mineros de acuerdo con uno de los retos de la Unión Europea: evitar la despoblación de grandes áreas rurales, con la pérdida de riqueza y biodiversidad que esto representa.

Los objetivos de esta Plataforma Intersectorial también son imprescindibles para alcanzar otro de los grandes retos de Europa: aumentar el peso de la industria en el viejo continente, para desarrollar todo su potencial cumpliendo las normas medioambientales más estrictas a nivel internacional y evitando la dependencia de otros países como China o EEUU.

Los cuatro sectores involucrados en esta plataforma proporcionan en Galicia más de 68.600 puestos de trabajo directos y unos 147.300 indirectos, con un valor de exportaciones de unos 2.161 millones de euros, y representan el 7,1 % del PIB gallego. Las familias gallegas que dependen de la minería ascienden a 11.200, un sector que proporciona las materias primas para la construcción, la industria y la alimentación.

La Plataforma Intersindical está trabajando de forma conjunta por la compatibilización de las actividades económicas del rural y la protección del medio ambiente, y está integrada por diversas asociaciones, clústeres y otras entidades representativas.

En ellas figuran, dentro del sector agropecuario, Unións Agrarias-UPA. Mientras que el sector forestal está representado por la Asociación de Empresarios da Primeira Transformación da Madeira de Lugo, la Asociación Forestal de Galicia (AFG), la Asociación Sectorial Forestal Galega (ASEFOGA), la Asociación de Viveiros Forestais de Galicia (VIFOGA), el Clúster da Madeira e o Deseño de Galicia (CMD), la Federación Empresarial de Aserradores y Rematantes de Madera de Galicia y la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España (COSE). Por parte del sector minero, forman parte del grupo la Cámara Oficial Mineira de Galicia, el Clúster da Pizarra de Galicia, el Clúster del Granito, la Asociación Galega de Áridos (ARIGAL) y la Confederación Española de Industrias Extractivas de Rocas y Minerales Industriales (COMINROC).

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