En Galicia contamos con una gran cantidad de minerales industriales, su apellido responde precisamente a su uso fundamental para otras industrias como la metalúrgica, la construcción, la tecnológica, o sectores tan básicos para nuestra supervivencia como son la ganadería y la agricultura.
Dentro de esta lista, hoy vamos a centrarnos en un recurso mineral fundamental, pero bastante desconocido: la turba. Este material tiene aspecto terroso de color pardo oscuro y su principal característica es que es rico en carbono. Seguramente su nombre les suene a muchos porque es uno de los materiales más usados como sustrato tanto en jardinería como en agricultura, pero son menos quienes saben de dónde viene y cuáles son sus propiedades.
¿Qué es la turba?
La formación de este recurso mineral se debe a la putrefacción y carbonificación de materia vegetal en medios húmedos, y es una sustancia con alto contenido en carbono. Se trata por tanto de un carbón en proceso de producción, pero que todavía no tiene las características necesarias para ser considerado como tal. Sus propiedades convierten a la turba en un excelente producto para la agricultura, horticultura y silvicultura, generalmente empleada como sustrato de cultivo.
La turba se extrae en capas muy superficiales, habitualmente en laderas, por lo que su impacto ambiental es mínimo para el terreno y el paisaje.
¿Dónde se extrae la turba en España?
Las principales empresas productoras de turba en España se distribuyen por Castellón, Lugo y Granada, y en la zona de transición entre Burgos y Cantabria. Siendo Galicia el cuarto productor a nivel nacional.
Cabe destacar que el orden de magnitud de la producción nacional de turba es muy inferior respecto a otras sustancias del panorama minero.
Sin embargo, nuestro país ocupa una posición relevante, ya que tan solo hay unos 15 países con producciones superiores. En el año 2019, según la Estadística Minera de España, se extrajeron un total de 800.000 toneladas de este mineral.
La turba de Galicia
En Lugo se extrae la turba de Galicia, una actividad llevada a cabo por Turberas de Buyo y Gistral, SA pertenece al grupo TOLSA. Y que supone el 2% del empleo dentro del sector de minerales industriales en Galicia.
La explotación se lleva a cabo en las turberas del Buyo, en la sierra del mismo nombre (Lugo), donde posee 5 concesiones mineras: 3 en Turberas de Buyo, la Turbera del Gistral y Sorpresa.
Esta sierra posee unas reservas de 8 826 000 t, de una turba con un grado de humedad del 50 %. Su producción, empleada como substrato agrícola, en horticultura o campos de golf, se consume en un 95 % en el ámbito nacional, dedicando el 5 % restante a la exportación a Portugal.
¿Cómo se extrae la turba gallega?
La extracción de turba se hace en verano y se trata durante todo el año, y en la zona se compagina la extracción este mineral con la generación de energía eléctrica mediante aerogeneradores. El proceso es el siguiente:
- La explotación se inicia retirando el escaso suelo vegetal que recubre el depósito.
- El frente de explotación abierto tiene forma semicircular lo que permite tener una gran longitud de frente en poco espacio, facilitándose así el oreo de la turba in situ.
- El arranque se hace con una retroexcavadora sobre cadenas.
- La turba arrancada se transporta en camión y se extiende en capas hasta un espesor del orden de 20 cm, en unas zonas planas ya explotadas, en las que aflora el sustrato, denominadas parvas y donde la turba queda expuesta al aire, se airea y pierde parte de la humedad que tiene in situ.
- La turba secada al aire se traslada mediante camión a la zona de secado bajo cubierta o se apila para su posterior venta en bruto mediante carga directa a camión.
- Una vez la turba en la zona de secado bajo cubierta, se manipula para favorecer la pérdida de humedad mediante una pala cargadora de ruedas, que realiza también la mezcla de viruta de madera (20% en volumen) con la turba para mejorar sus características.
- Desde la zona de secado y mediante la pala cargadora se alimenta la tolva de entrada al proceso de tratamiento donde se obtiene turba de tamaño inferior.
- La turba de mayor tamaño se dirige a los molinos para reducirla a menos de 10 mm, pasando también por la zona de cribado para obtener turba inferior a 10 mm a la que se le añade cal y abono.
Los usos de la turba de Galicia
Como ya hemos explicado, la principal aplicación de la turba se da en agricultura, horticultura y floricultura. ¿Pero por qué? Sus propiedades permiten crear sustratos excelentes para el cultivo de especies vegetales.
La turba mejora la calidad de los suelos por su capacidad de retención de agua, permitiendo que sea consumida menos agua del riego y favoreciendo el desarrollo de las raíces al tratarse de un material poroso. Para esta aplicación es más frecuente el uso de turbas rubias, como la gallega, por eso se considera que una de las mejores turberas de España es precisamente la de la Sierra del Gistral.
Además, la turba rubia al mezclarse con tierra va a aportar acidez y materia orgánica creando un sustrato ideal para el cultivo de plantas que precisan de un pH ácido.
Además, la turba facilita la germinación de semillas y se puede emplear con arena gruesa o perlita para poder mejorar la aireación.
Otros usos de la turba
Existen algunos datos curiosos con respecto a este recurso mineral. Por ejemplo, en países del norte de Europa como Irlanda era utilizada en seco como combustible doméstico. Y no muy lejos, en Escocia, la turba negra se utiliza para el secado de los ingredientes del whisky al que da un aroma único.
Las propiedades físicas y biológicas de la turba se aprovechan también para la depuración de aguas residuales. Las aguas se hacen pasar a través de una capa de turba, un biofiltro que por la su porosidad retiene material en suspensión con diámetro mayor al diámetro de los poros. Además, una serie de microorganismos que se desarrollan en la turba intervienen en la descomposición del material orgánico contenido en las aguas servidas.
Como ves, en Galicia contamos con minerales fundamentales para el desarrollo de actividades tan básicas como la agricultura y la depuración de aguas. Y por suerte, estos recursos se explotan de manera sostenible, teniendo en cuenta las características de los ricos ecosistemas gallegos.