Los productos mineros del futuro

2019-10-01T16:14:19+02:0001/10/2019|

La demanda de productos mineros no ha sido siempre la misma. Para evaluar en qué minerales invertir y en cuáles no, las iniciativas mineras deben estar al tanto de las demandas de los consumidores, los cambios demográficos y económicos a nivel global y los efectos del cambio climático. En los últimos años, también han tenido que seguir una tendencia de rápida evolución: las tecnologías de la información y las comunicaciones.

Litio de Portugal

Uno de los minerales más demandados en este momento es el litio, un componente imprescindible para la tecnología actual de las baterías. Debido a que se espera un crecimiento exponencial de los vehículos eléctricos (VE) y de los sistemas de almacenamiento de energía, la cadena mundial de suministro está elevando el precio de este metal. Los países del G-8 planean aumentar en un 30% el uso del vehículo eléctrico hasta 2030, lo que llevará a un aumento de la producción de los propios vehículos (coches, motocicletas, autobuses…) y de la infraestructura necesaria para recargarlos. En conjunto, se espera que unos 20 millones de VE transiten por las carreteras en 2020.

La mayoría de los analistas predicen que la demanda mundial de litio se duplicará o incluso triplicará de aquí a 2030 y la clave entonces será satisfacer esa demanda.

Aunque el suministro de litio está creciendo en Australia y Canadá, el 70% de las reservas conocidas se encuentran en Argentina, Bolivia y Chile. Al norte de Portugal, muy cerca de la frontera con el sur de Ourense existen varios proyectos mineros de prospección que desde 2017 están identificando mineral de litio con el objetivo de su explotación. Por ello, los geólogos creen que su presencia en el subsuelo gallego es segura.

Wolframio y estaño

El uso del wolframio y sus aleaciones es clave por su dureza y capacidad de soportar el calor. Su uso es muy importante para la industria, ya que sus propiedades ayudan a la producción de máquinas, especialmente de corte, lo que lo convierte casi en imprescindible. El tungsteno o wolframio tiene el punto de ebullición más alto de todos los elementos conocidos, y la industria que más consume es la automovilística, con un 25% del total, principalmente para su maquinaria.

La producción de estaño, esencial para diversos dispositivos tecnológicos, aumentará también hasta 2026. El grafito es otra materia prima clave para las baterías y el almacenamiento de energía, lo que impulsa a los analistas a predecir que la demanda de grafito de calidad para baterías se triplicará de aquí al 2020.

El cobre de Galicia

Pero sin duda es el cobalto, otro componente de la tecnología actual de baterías, el mineral más demandado a día de hoy. Existe un déficit de suministro que puede crecer de las 885 toneladas de 2018, a unas 5.340 toneladas en 2020. Casi el 70% del cobalto proviene de la República Democrática del Congo, un país conflictivo.

También el cobre es una materia prima de futuro. Se espera que los vehículos eléctricos contengan unos 14 kilos de cobre, cuatro veces más que los actuales, por lo que los analistas creen que en 2019 se empezará a sufrir un déficit a nivel mundial.

La reapertura de las minas de Galicia

A medida que la tecnología llega a todos los rincones del planeta, las materias primas necesarias para desarrollarla se hacen más necesarias. Y por ello, las minas que no son rentables o accesibles en una época, vuelven a ser viables cuando las condiciones sociales cambian. Galicia cuenta con ejemplos claros de minas que permanecieron abandonadas y que están reabiertas o con planes para ello.

En la mina de Penouta en Viana do Bolo (Ourense) se extrajo estaño y tantalio hasta 1985, fecha en la que se clausuró debido a los bajos precios de ambos minerales. En 2013 la mina se reactivó debido al alza de los precios de estos productos, lo que unido al uso de una tecnología nueva, hizo que la mina volviera a ser productiva.

En la misma situación están otros proyectos mineros como el de San Finx, en Lousame (A Coruña). En 1990 el precio del estaño y del wolframio en los mercados internacionales se desplomó, convirtiendo a la mina en un activo sin rentabilidad. Sin embargo, en 2015 se iniciaron los trámites para volver a explotar estos minerales debido a su alta demanda.

El proyecto de reactivación de la mina de cobre en Touro (A Coruña) es debida a la demanda de este metal. La extracción y procesado de mineral cesaron en 1986 a causa de la baja demanda. Actualmente un nuevo proyecto de minería moderna, con nuevas técnicas, pretende extraer de nuevo el cobre de la tierra.

Productos mineros del pasado

De la misma manera que la industria del siglo XXI está demandando minerales estratégicos, hay factores que hacen que otros pierdan interés.

El carbón energético es un ejemplo de los últimos años, ya que los países de todo el planeta se mueven hacia fuentes de energía de baja huella de carbono. Cientos de países han anunciado públicamente compromisos para aumentar la proporción de renovables en su mix de electricidad; y hasta 59 han se han impuesto cambios a una energía 100% renovable en las próximas décadas.

Sin embargo, el carbón no es el único producto minero en retroceso. Los factores como el reciclaje de chatarra hacen que el mineral de hierro tenga mucha menos demanda a nivel mundial. Según datos de 2016, EE.UU ya produce más del 72% de su acero a partir de chatarra y la Unión Europea, un 54%, lo que reduce la demanda de mineral de hierro. Por el contrario, China sólo produce el 11% de su acero a partir de chatarra. A medida que esta tasa aumente, la demanda de mineral de hierro está destinada a bajar.

Otro buen ejemplo de esto es que casi la mitad del platino producido en todo el mundo se utiliza en convertidores catalíticos para minimizar la contaminación de los motores diésel. Algunas estimaciones sugieren que el uso de vehículos eléctricos provocará un descenso del 7.5% en la demanda de platino para 2025.

Las posibilidades de la ‘minería urbana’

La tendencia hacia la denominada ‘minería urbana’ también puede cambiar la dinámica del mercado de los productos mineros a través de la recuperación y el reciclaje. La omnipresencia de la tecnología significa que cada persona genera aproximadamente unos siete kilos de desechos electrónicos al año, y solo del 10% al 12% de ese residuo se recicla actualmente.

Convertir teléfonos móviles viejos, estructuras, ordenadores, monitores, vehículos e incluso edificios en metales reutilizables puede ser una solución minera en el futuro. Por ejemplo, para recuperar dos gramos de oro, se necesitan 10 kg de chatarra de teléfonos móviles. En comparación, es necesario mover entre 500 y 10.000 kg de arenas y rocas auríferas en Canadá o EE.UU para extraer la misma cantidad.

La industria minera actual está llamada realizar el trabajo de la ‘minería urbana’ ya que dispone de las instalaciones, la maquinaria, los medios humanos y el conocimiento para su aprovechamiento.

Dado el ritmo del cambio, hacer predicciones sobre las materias primas del futuro no es tarea fácil. Sin embargo, existen pocas dudas de que Galicia cuenta con reservas potenciales de minerales esenciales para el futuro y sólo es necesario un entorno social y legal favorable para desarrollar las habilidades para extraer y procesar una variedad de minerales diferentes y menos conocidos.