La fama de la pizarra gallega llega a lugares tan lejanos como Países Bajos, Inglaterra, Suiza, China o Estados Unidos. Sin embargo, son pocos los que se imaginan –incluidos los propios gallegos- que en Carballeda de Valdeorras (al noroeste de España, justo en la frontera con Portugal), se encuentra A Fraguiña, una mina que, pese a su humilde nombre, constituye la explotación subterránea de pizarra más grande del mundo.
Cuando hablamos de grandes minas y canteras, inevitablemente trasladamos nuestra mente a países como Canadá, Australia o Brasil. Sin embargo, la mina ourensana se compone de ocho kilómetros de galerías perforadas bajo tierra y cuenta con zonas donde se alcanzan los cuatrocientos metros de profundidad.
A Fraguiña es, además, todo un ejemplo de innovación y sostenibilidad, siendo todo un referente de explotación sostenible para universidades de todo el mundo. La explotación subterránea constituye una singular obra de ingeniería que recuerda inevitablemente a una catedral subterránea formada por galerías y bóvedas talladas en roca negra.
Las cifras que aporta la piedra metamórfica que se extrae de esta y otras muchas canteras ourensanas se imponen ante el vaciado del interior de Galicia. Y es que, el sector de la pizarra de nuestra comunidad se mantiene como el mayor productor y exportador del mundo. En 2019, las empresas gallegas exportaron un total de 467.947 toneladas de producto por un valor de 255.033.186 euros. Por lo tanto, esta roca ornamental utilizada habitualmente en cubiertas y revestimientos de muros, se posiciona como un revulsivo para la economía del interior de Galicia y como un antídoto contra el desempleo y la despoblación casi crónica que sufre esta zona.
¿Cómo es la mina de pizarra más grande del mundo?
A Fraguiña es explotada por la empresa Cafersa, perteneciente al grupo Rathscheck, desde 1968. La actividad comenzó a cielo abierto hasta que, a comienzos de los años 90, se optó una explotación bajo tierra. Los motivos para el cambio en el modelo de explotación fueron las características del frente, la necesidad de reducir el impacto paisajístico y por otra, obtener un mayor aprovechamiento del yacimiento. Para ello hizo falta una enorme planificación y dos años de obras y acondicionamiento. Pero la espera valió la pena.
En la actualidad, la mina subterránea de pizarra está formada por una galería principal y por varías cámaras que alcanzan una profundidad media de 75 metros, 25 de ancho y una longitud de 200 metros. Cada una de estas cámaras se explota por banqueo descendente y, una vez que ha acabado su explotación, se rellena inmediatamente con material de desecho para su restauración; por lo que la economía circular es una constante en la mayor mina subterránea de pizarra del mundo.
En esta catedral de oro negro se trabaja por turnos, cubriendo las 24 horas del día los 7 días de la semana. Un total de 45 personas trabajan su interior, con 3 grupos de 5 personas encargados de la preparación y la construcción de las galerías y cámaras; mientras que el resto del personal divido en 2 grupos se ocupa de las labores relacionadas con la extracción de los bloques de la piedra natural. Estos grandes bloques de pizarra son cortados de manera sostenible mediante hilo de diamante y trasportados al exterior. Debido a las enormes dimensiones de la mina, este traslado se realiza en grandes dumpers.
Finalmente, estos bloques son transformados en dos naves cercanas pertenecientes a la misma empresa. En cada uno de estos centros de transformación trabajan entre 30 y 40 profesionales encargados de preparar las piezas finales que vemos en tejados, suelos, paredes o incluso menaje del hogar.
Por lo que esta cantera, al igual que la mayoría de explotaciones de roca ornamental de Galicia, no solo da trabajo a los empleados de la explotación, sino también a los encargados de labrar y preparar las piezas finales, generando una cadena productiva que revaloriza nuestros ricos recursos geológicos a través de la experiencia y la dedicación de nuestros profesionales.
Las ventajas de la minería bajo tierra
La técnica de la minería subterránea supone grandes beneficios, y ya ha sido empleada en otras explotaciones históricas de Galicia como San Finx o Magnesitas de Rubián, donde aún se extrae magnesita.
En el caso de la pizarra, la explotación subterránea supone:
- Mayor aprovechamiento del recurso: mientras que en canteras a cielo abierto solo es aprovechable entre el 4 y el 5% del material que se extrae de la cantera, en A Fraguiña este porcentaje llega al 12%.
- Reducción de los escombros: a la mayor eficiencia en el aprovechamiento del material, hay que sumarle, que solo el 50% del material extraído sale al exterior. Se subsana de esta manera uno de los mayores inconvenientes asociados la explotación tradicional de la pizarra.
- Reutilización del material: la pizarra que no es aprovechable, se utiliza para rellenar las cámaras que ya han sido explotadas. De esta manera, la rehabilitación de las zonas afectadas se realiza en paralelo a la explotación.
- Reducción del impacto: el impacto visual y medioambiental se reduce al mínimo gracias a la técnica de la minería subterránea. La orografía y el ecosistema de la montaña mantienen sus características.
Como ves, las montañas y la minería gallega esconden peculiaridades como la mayor mina subterránea de pizarra del mundo, una innovadora obra que ha llamado la atención de ingenieros de todo el mundo y que es analizada en congresos internacionales por razones de eficiencia y sostenibilidad. A Fraguiña es un ejemplo de cómo humanos y naturaleza son capaces de crear paisajes extraordinarios.
