Minerales necesarios para las energías limpias: Energía eólica

2022-09-08T13:34:32+02:0007/09/2022|

Las plantas de generación de energías renovables producen una cantidad infinitamente menor de emisiones de efecto invernadero que los combustibles fósiles, pero se nutren de minerales que pueden generar impactos ambientales, si no se explotan de manera sostenible –como es el caso de la minería en Galicia-.

La minería en la comunidad autónoma gallega, al igual que el resto de actividades productivas, tiene un impacto en la naturaleza, es un hecho irrefutable. Pero, sin duda, es menor que el de otras actividades: la polución causada por el tráfico de automóviles, los residuos sólidos urbanos, los desechos industriales o los pesticidas procedentes de la agricultura.

A pesar de ellos, cada vez se está realizando una mayor apuesta por las energías renovables, aun sujetas a los límites biofísicos del planeta. Es decir, aunque las energías renovables producen menos emisiones de efecto invernadero que las fósiles, sigue siendo necesaria una gran cantidad de minerales para la construcción de sus infraestructuras.

Molino energía eólica

Las plantas de generación de energías renovables son capaces de generar electricidad y calor con mucho menores niveles de emisiones de efecto invernadero en comparación con las fósiles (carbón, gas natural y petróleo). Mucho menores, pero no nulas puesto que la fabricación de los componentes (inversores, placas fotovoltaicas, motores, etc.), la construcción de las plantas (vallado, cableado, estructuras de soporte…) así como su conexión con el resto de la civilización para su mantenimiento y exportación de flujos de energía (carreteras, cables de alta tensión, etc.) requieren de insumos energéticos y materiales de todo el sistema. Así, mientras no alcancemos sociedades 100 % renovables la construcción de plantas de generación de energías renovables no podrá ser totalmente limpia de emisiones de efecto invernadero.

A diferencia de la energía, los materiales no son recursos renovables. Esto hace que las plantas de generación de energías renovables dependan, paradójicamente, de recursos no renovables para su funcionamiento. Y aunque en principio éstos puedan ser reciclados, en la práctica, aspectos como la falta de cultura e incentivos apropiados, así como el diseño centrado en optimizar el rendimiento de los equipos, pero no el reciclado de sus numerosos minerales valiosos hace que las tasas de reciclado de las modernas tecnologías electrónicas sean terriblemente bajas. Éste es el caso por ejemplo del litio, del que se estima que se recicla en la actualidad tasas inferiores al 1 %. L.

Por otro lado, la transición a energías renovables en sistemas energéticos que dependen en más de entre un 80 y 90% de energías fósiles, implicará un gran incremento de los minerales necesarios para instalar todas las nuevas plantas de generación de energías renovables, minerales que no se encuentran actualmente dentro de la economía y que, por lo tanto, a la fuerza, deberán de ser extraídos de las entrañas de la Tierra.

Minerales estratégicos como base de las energías renovables

Central energía eólica

La reconversión de todo el sistema actual de energía, en centrales energéticas renovables, o la transformación de todo el parque automovilístico en vehículos eléctricos, requerirá de una gran extracción de recursos del subsuelo. Ya no solo por el hecho de que desechar lo que hay para construir algo nuevo absorbe muchos recursos, sino porque cada central renovable y cada coche eléctrico necesita de muchos más minerales que las centrales de gas o los automóviles tradicionales.

Según la Agencia Internacional de la energía, una central eólica requiere de 10 veces más minerales (sobre todo hablamos del cobre y el zinc) que una central de gas o de carbón: en particular, por cada MW de potencia instalada, una eólica necesita entre 10.00 y 15.000 kilogramos de minerales, mientras que una central de ciclo combinado utiliza entre 1.100, y una de carbón 3.000.

De la misma forma que el coche eléctrico medio consume seis veces más minerales que el coche con motor de combustión, concretamente hablamos de componentes fabricados con cobre, níquel y grafito. En particular, cada uno de estos vehículos utiliza más de 200 kilos de minerales, frente a los 33 de un coche con motor de combustión.

De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (fuente), el aumento de la demanda de elementos extraídos del subsuelo será tal durante las próximas dos décadas de transición energética, que consumiremos tres veces más cantidad de cobre, 20 veces más de cobalto y 100 veces más litio que durante los últimos 20 años. Todo esto basándonos en que los gobiernos de los diferentes países que forman parte del acuerdo de la COPS26, ponen todos sus recursos al servicio del objetivo de emisiones cero al que se han comprometido.

Los beneficios de la transición energética en el sector minero

Se prevé un gran aumento de la actividad del sector minero, por lo que, también se espera una subida gradual del valor económico de la actividad extractiva. Por ejemplo, debido al aumento del consumo del cobalto, el cobre y el litio, se esperan más de 13 billones de euros de ingresos en las próximas dos décadas. Con la consecuencia previsible del aumento de puestos de trabajos directos e indirectos.

El éxito de la transición energética, por tanto, no es solo por el logro de una mejor tecnología, mucho más respetuosa con el medioambiente y el cuidado del porvenir de las próximas generaciones, sino a que podamos reactivar una actividad industrial con tanto peso en la sociedad del futuro.

Por eso, la transición a las energías renovables es una condición necesaria, aunque no suficiente para alcanzar sociedades sostenibles. Sino que debemos apostar por explotaciones en suelo europeo, que garanticen unas normas óptimas de sostenibilidad y cuidado del medioambiente, como es el caso de España –el país con una regulación de la actividad minera más exhaustiva-.