Como sacada directamente de la ficción, la minería espacial es una realidad que ya forma parte de nuestra historia. Todos y cada uno de los 9.000 asteroides próximos a la Tierra, son considerados como candidatos para las primeras incursiones mineras fuera de nuestro planeta. Incluso existen ya iniciativas a escala internacional para abordar la cuestión con perspectiva: estos cuerpos celestes contienen recursos con un gran valor a nivel económico para el sector.
¿Qué recursos mineros contienen los asteroides?
En estos cuerpos celeste podrían encontrarse elementos tan valiosos como el oro y el platino, y convertirse de esta forma en fuentes de materias primas. Aun así, los aspirantes a posicionarse en la base de la “economía espacial” son el agua, el silicio, el níquel y el hierro.
En la actualidad, los investigadores de la agencia espacial estadounidense (NASA) han descubierto dos asteroides cercanos a la Tierra (por sus siglas en inglés: Near Earth Asteroids), en los que algún día podrá extraerse cobalto, y los ya mencionados, níquel y hierro. Se calcula que están compuestos por un 85% de metal y que uno de ellos contiene la suficiente cantidad de estos materiales como para superar las reservas que nuestro planeta ha explotado a lo largo de toda su historia -¿se pueden agotar los minerales de la Tierra?-.
¿Cuál es el futuro de este nuevo sector industrial?
Los viajes espaciales privados llegarán para quedarse pero, ¿qué escenario se plantea para la industria espacial comercial en general? La llamada ‘minería espacial’ ha dado mucho que hablar en los últimos años, pero esa burbuja ha explotado después de que la promoción alcanzara su punto máximo, cuando han caído en la cuenta de que la tecnología que se necesitaría para extraer estos metales del asteroide, está a muchos años de investigación y trabajo por delante.
De todas formas, esto no ha impedido que la NASA planee lanzar, de cara a 2022, la misión que ha recibido el nombre “Psyche”, como referencia al asteroide que será explorado: 16 Psyche. Los expertos creen que está compuesto de metal casi en su totalidad, lo que lo convierte en un aliado perfecto de la minería espacial.
En definitiva, la agencia espacial de los Estados Unidos ya está planeando orbitar y documentar el asteroide -situado en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter-. Eso sí, no será hasta 2026 cuando reciban el mensaje de “misión cumplida”.
Tesoros a millones de kilómetros de la Tierra
Psyche y otros asteroides de menor tamaño
Psyche, el mayor cuerpo conocido hasta el momento rico en metales del sistema solar, está situado a unos 370 millones de Kilómetros de la Tierra. Según diferentes investigaciones, se cree que está hecho de hierro y níquel, y que se trataría de un núcleo sobrante de un planeta que falló durante su formación.
Otros asteroides, como 1986 DA y 2016 ED85, son diminutos, de apenas unos pocos kilómetros de ancho, pero también surgen –al igual que 16 Psyche- de los núcleos en desarrollo, en los comienzos del Sistema Solar. Además, están mucho más cerca de la Tierra que Psyche, por lo que tampoco serían una mala opción para la minería espacial.
Ceres
Ceres es el planeta enano del cinturón de asteroides más cercano a la Tierra –cuya masa es un tercio de la de todo el cinturón-, y podría convertirse en la base principal de la minería asteroidal.
Este planeta fue descubierto porque los astrónomos suponían que a esa distancia del Sol debería haber un planeta. Este caso es muy similar al del descubrimiento de Neptuno a principios del siglo XIX-, ambos utilizados como ejemplos de cuerpos celestes descubiertos a partir de consideraciones matemáticas que indicaban dónde había que buscarlos.
Ceres está considerado como uno de los destinos de la minería espacial por su abundancia de agua helada, alrededor de una décima parte del agua total que hay en los océanos de la Tierra. El agua resulta muy valiosa por su hidrógeno (usado como combustible) y oxígeno (necesario para el hombre en el espacio).
Siendo el cuerpo más grande del cinturón de asteroides, Ceres sería un destino perfecto para instalar la base principal y transporte central de la infraestructura de la minería de los asteroides. Además, también permitiría transportar recursos minerales más lejanos a Marte, la Luna y la Tierra.
Un gallego en la industria minera espacial
Tal como dábamos comienzo a este post: no se trata de una película de ciencia ficción. Ya existen compañías que piensan en los asteroides como un nuevo contexto para la minería, y también como un campo que explorar a nivel profesional: mineros espaciales.
Denis Barros Caballero, de O Porriño (Pontevedra), es uno de estos contados expertos en la materia. Con 27 años y una trayectoria profesional incomparable –superó con méritos la carrera y el Máster en Ingeniería de Minas, además de varios cursos de la NASA y la Agencia Espacial Europea-, actualmente trabaja para Maana Electric, una startup de Luxemburgo que quiere conectar la Luna a la energía solar.
La Administración nacional Aeronáutica y el Espacio (NASA por sus siglas en inglés), que a través del programa Artemis prevé establecer una base permanente en el polo sur del satélite natural, precisa de una fuente de energía como la luz solar para dar respaldo a su proyecto. Negocia con cinco compañías entre las que destaca la del porriñés, que aspira a ofrecer una alternativa a cualquier industria.
El equipo al completo habla del universo como una realidad palpable y cercana, porque lo que investigan, al fin y al cabo, es cómo hacer paneles fotovoltaicos directamente en el suelo lunar. Es decir, que Maana Electric ultima los detalles de un prototipo que es capaz de generar energía solar a partir de arena, que se pondrá a prueba el año que viene en el desierto.
¿El próximo destino? ¡La luna!