La falta de materias primas minerales que mantiene ahogada la economía mundial desde hace meses tiene consecuencias locales hasta en el último rincón de España. La escasez de cobre, hierro, cobalto, manganeso, litio y aluminio, entre otros, ha hecho que aumente la necesidad de estos materiales en todos los sectores y que la demanda tire de todos los mercados, incluso del ilegal.
Por ello, los delincuentes se han fijado en los motores de riego, baterías de tractores, maquinaria, herramientas e instalaciones que hay en el campo. La menor presencia de personas en los espacios abiertos facilita que los delincuentes se sientan más seguros en sus actividades ilegales por la falta de testigos o denuncias.
La superficie agrícola utilizada en España supone la mitad del territorio, y las instalaciones agrícolas y ganaderas se encuentran diseminadas a lo largo de esa gran extensión, dificultando su control y vigilancia. Existen 989.796 explotaciones agrarias, de las que 428.437 son explotaciones ganaderas que no tienen especiales medidas de seguridad.
Las cifras de robos en el campo, en instalaciones agrícolas y ganaderas, pero también en instalaciones de energías renovables y de conducción eléctrica alcanzó cifras alarmantes al inicio de la década de 2010.
La Guardia Civil, consciente de la situación, puso en marcha en 2011 el Plan contra las sustracciones en explotaciones agrícolas y ganaderas, creando los ‘Equipos de lucha contra el Robo en el Campo’ (ROCA) que tienen como misión incrementar la seguridad de las explotaciones agropecuarias mediante una vigilancia permanente y una mayor comunicación con los colectivos afectados. Los 125 Equipos ROCA proporcionan una cobertura integral en amplias zonas de España.
Robos en explotaciones agrícolas y ganaderas en 2021
El número de robos en explotaciones agrícolas y ganaderas españolas había evolucionado a la baja entre 2016 y 2020 (-41,14 %), pero entre enero y julio de 2021 subió un 5,34 % respecto al mismo periodo del ejercicio pasado, según los datos del Ministerio del Interior. Este repunte coincide con la escasez de materias primas en los mercados nacionales e internacionales.
Las infracciones penales por hurtos y robos en explotaciones agropecuarias alcanzaron los 5.202 casos entre enero y julio de 2021, 264 más que en los siete primeros meses de 2020. La cifra anual en 2016 se situaba en 15.141 delitos, un número superior a la de 13.660 relativa a 2017; la de 11.749, de 2018; la de 9.629 de 2019; y la de 8.911 de los doce meses de 2020. Estas cifras globales contemplan el saqueo de cosechas y de campos de cultivo, así como de material agrícola y maquinaria o combustible.
Estos son solo los casos que se denuncian y hay que tener en cuenta que 2020 sufrió largos periodos de confinamientos y cierres perimetrales. Al mismo tiempo, es habitual que ganaderos y agricultores no denuncien los robos y hurtos por la dificultad que les suponen los trámites.
Los robos en explotaciones ganaderas y agrarias se han convertido en frecuentes y en España se registran una media de 24 diarios. Galicia es la novena comunidad donde más asaltos se denunciaron durante el pasado año, un total de 182. De todas ellas, solo se resolvieron 26, lo que supone un 14 % del total, tasa que está por debajo de la media española.
Los metales más robados en el campo
El robo de maquinaria y herramientas de cualquier tipo alimenta el mercado negro de estos materiales elaborados, pero en muchos casos, los delitos no obedecen al valor de los productos elaborados, sino a los minerales de los que están fabricados. Se trata de materiales de alto valor, que fundidos no dejan huellas y no pueden ser trazados si existe complicidad de algunas chatarrerías y desguaces.
- Cobre. La cotización del cobre es un termómetro de la economía mundial. La legal y la ilegal. De sus fluctuaciones depende casi matemáticamente que los robos de esta materia prima suban o bajen en todo el planeta. Y el precio de 2021 ha llegado a los 10.000 euros por tonelada, el más alto de la historia. De las instalaciones del campo se llevan los motores, los grupos electrógenos, las placas solares, cables, tubos y llaves de regadíos, aspersores…
- Acero. Está compuesto de hierro y carbón metalúrgico, es un elemento fácilmente reciclable y muy abundante en cualquier construcción, maquinaria o herramienta. Desde principios de 2021 hay falta de suministro tanto dentro como fuera de Europa, con precios altos y plazos largos de entrega. En las instalaciones agrícolas y ganaderas se roban acero en forma de tubos, estructuras, herramientas… para ser comercializado como chatarra y transformarse en un nuevo producto de manera rápida.
- Platino, paladio y rodio. Los metales que forman parte de los catalizadores de los motores de los vehículos son escasos y en 2021 ha sufrido un alza importante en los mercados internacionales. Se trata de unas piezas incorporadas en todos los vehículos, pero que en la maquinaria industrial (tractores, cosechadoras, excavadoras…) tiene mayores dimensiones, por lo que contiene mayores cantidades de metales de alto valor.
- Aluminio. Presente en ventanas, puertas, recipientes de uso alimentario… ha duplicado su precio en 2021 con respecto a 2020, por lo que se ha convertido en objeto de deseo de los delincuentes del rural. Se trata de un mineral fácilmente reciclable y abundante en la vida diaria, pero que tiene una larga vida cuando se transforma en un objeto.