Históricamente la minería ha estado asociada a la idea de que el impacto que genera en el medioambiente es negativo. Sin embargo, con el paso del tiempo los datos han hablado por sí solos y ha quedado demostrado que se trata de una industria esencial para la transición energética.
A raíz de esto surge el término minería climática, que hace referencia a todos los beneficios que proporciona el sector a la lucha contra el cambio climático. Más allá de proporcionar materias primas fundamentales para el desarrollo de componentes para sistemas energéticos descarbonizados, como pueden ser las baterías de coches eléctricos o las turbinas eólicas, la actividad minera también contribuye al cuidado del entorno mediante diversos procedimientos.
1. Las energías limpias también están presentes en los procesos mineros
Una de las problemáticas de la industria minera es el alto nivel de demanda de energía y recursos naturales que necesita para funcionar. Al igual que casi todas las actividades humanas, genera emisiones de gases de efecto invernadero.
Ante esta situación ha sido necesario tomar medidas, por eso hoy en día existe una tendencia creciente en la adopción de fuentes de energía renovable para hacer funcionar las operaciones de este sector. Esto se ha llevado a cabo con el fin de contribuir a la reducción de la huella de carbono en todas las fases del proceso minero.
Los métodos de producción de energía limpia más habituales en la extracción y el procesamiento de minerales son los paneles solares y las turbinas eólicas, al proporcionar electricidad de forma respetuosa con el entorno. También es común el uso de tecnologías que mejoran la eficiencia energética y la reducción del consumo en las fases de molienda y trituración, como pueden ser los molinos de alta presión o los molinos verticales. Además, existen técnicas innovadoras que permiten la recuperación de energía de los gases producidos a causa de la actividad minera.
Todo ello no solo impulsa la disminución de la huella de carbono de la industria, sino que también tiene una serie de beneficios ambientales y económicos.
2. Las restauraciones mineras frenan el avance del cambio climático
Por otro lado, la minería climática no solo se limita a la optimización de sus procesos, sino que también contribuye a la mejora del entorno una vez terminada la explotación del suelo. Las prácticas de restauración minera adecuadas pueden ser un factor clave para combatir el cambio climático y preservar la biodiversidad.
Las restauraciones mineras son un proceso que se lleva a cabo después de que una operación minera ha finalizado, con el objetivo de restaurar el terreno para recuperar su estado original o incluso, mejorarlo. Esto implica diferentes procesos como pueden ser la rehabilitación de la tierra, la replantación de vegetación, la restauración de cursos de agua o la reintroducción de la fauna autóctona.
Cuidar las antiguas explotaciones no solo tiene un evidente impacto positivo en el medioambiente, sino que ayuda a combatir el cambio climático, dado que la restauración de los suelos y la vegetación puede aumentar la captura de carbono y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, la creación de nuevos hábitats naturales puede fomentar la biodiversidad y la conservación de especies en peligro de extinción.
De la misma forma que también se pueden utilizar a modo de fuente de energía renovable. En los casos en que los estudios previos lo aprueben, las áreas mineras rehabilitadas pueden emplearse para la implementación de proyectos de energía solar, eólica y geotérmica, convirtiéndose en fuentes de energía limpia y renovable.
3. El progreso de la tecnología contribuye a la eficiencia de la minería
Durante las últimas décadas el sector ha evolucionado de manera significativa de la mano de los últimos avances en tecnología. La utilización de sistemas automatizados y la digitalización de procesos han permitido mejorar la sostenibilidad en la minería. Este progreso ha permitido la optimización de los procesos de exploración, extracción, procesamiento y transporte de minerales, lo que ha llevado a una mayor eficiencia en la industria.
Por ejemplo, recientemente se han implementado sistemas de monitoreo y control de la producción, así como de automatización de procesos de extracción y transporte. También han surgido nuevos métodos de recolección y análisis de grandes cantidades de datos a través de la Inteligencia Artificial, lo que facilita la identificación de patrones y tendencias de gran relevancia para la toma de decisiones.
De esta forma, se analizan grandes cantidades de datos geológicos, lo que permite identificar áreas de mineralización con mayor precisión y eficiencia. La IA también puede contribuir a la gestión ambiental de las operaciones mineras mediante la monitorización de la calidad del aire, la gestión del agua y la reducción de la huella de carbono. Asimismo, pueden contribuir a la reducción del uso de recursos naturales, como el agua y la energía, lo que reduce el impacto ambiental.
Los avances en tecnología, junto con la inclusión de energías renovables en los procesos mineros y la restauración de antiguas minas son algunas de las claves que no solo están encaminando a la minería hacia una estrategia activa contra el cambio climático, sino que también garantizan el futuro de la minería sostenible.