Las tres cuartas partes de la radiación que existe en la Tierra proceden de fuentes de carácter natural como la radiación cósmica, la radiación terrestre, el agua o los alimentos, entre otros. Y es que el ser humano lleva expuesto a este tipo de radiación desde sus orígenes. Pero lo que muchos no saben es que la fuente natural de radiación más común es el gas radón. Se estima que un 50% de la radiación a la que nos encontramos expuestos a lo largo de nuestra vida proviene del radón.
El radón se origina en los subsuelos, sobre todo en los que hay una gran concentración de piedras graníticas. En España, las zonas con niveles más significativos de radón son:
- Prácticamente toda Galicia, sobre todo las provincias de Ourense y Pontevedra
- El oeste de Castilla y León
- Asturias
- Extremadura
- El noroeste de Andalucía
- Algunas partes de Tenerife y Gran Canaria
¿Qué es el gas radón?
Aunque es un hecho no muy conocido, el radón es la mayor fuente de radioactividad natural que existe. Se origina por la desintegración del radio, el uranio y el torio presentes en los suelos, sobre todo graníticos. Se trata de un gas noble radiactivo incoloro, inodoro e insípido y más pesado que el aire, por lo que tiende a acumularse en zonas bajas, como garajes, sótanos o bodegas, que, además, cuentan con escasa ventilación.
Al aire libre, su concentración es muy baja, pero en espacios cerrados, el radón se concentra en mayores cantidades que pueden ser perjudiciales para la salud. La ventaja es que el promedio de vida del radón es de tan sólo 3,8 días, por lo que una buena ventilación, además de un buen aislamiento, es suficiente para protegerse de sus efectos.
Todos los productos que provienen de la naturaleza, en especial las rocas, los minerales y las arenas, van a contener pequeñas trazas de elementos radioactivos que aparecen de forma natural. Una de las rocas con mayor concentración de radón es el granito, que, al igual que todas las piedras naturales, contiene elementos radiactivos en mayor o menor medida. Por lo general, estos elementos aparecen en estado sólido, pero, con el tiempo, pueden pasar a estado gaseoso, es decir, se convierten en radón.
De todas maneras, vivir en un área geológica con elevados índices de radón no significa que nuestra vivienda tenga una radiación elevada. La única forma de poder comprobarlo es realizar una medición.
Pero intentar eliminar el radón del subsuelo ni es posible ni necesario. De lo que se trata es de evitar que entre en contacto con las personas en grandes cantidades. En el exterior no hay riesgo, el problema está en su acumulación en espacios cerrados. Las concentraciones de radón pueden variar entre casas adyacentes, e incluso dentro de una misma casa, de un día para otro o de una hora para otra.
Sí, en el granito hay radón
Todas las rocas van a tener una pequeña cantidad de radiación debido a la presencia de minerales que contienen elementos radiactivos tales como el uranio, el torio o el potasio 40. Como el granito contiene, normalmente, más de uno de estos elementos, va a resultar más radioactivo que el mármol o la pizarra, por ejemplo. Todos los minerales que aparecen en el granito contienen radioelementos, es decir, elementos químicos que se consideran radioactivos. Por ejemplo, los feldespatos blancos y rosas contienen potasio 40; las biotitas negras, potasio 40, uranio y torio; y los minerales más pequeños como la circonita, la apatita o el esfeno son las que contienen la mayor cantidad de uranio y torio.
Aún así, en comparación con otras fuentes de radiación, tanto dentro como fuera de una vivienda, el riesgo de radioactividad emitida del granito usado tanto como material de construcción como de decoración es prácticamente inexistente. Y es que todos los hogares van a contar con fuentes de radiación. Además del granito, cerámica, hormigón, yesos, ladrillos o el basalto son algunos de los materiales que contienen radón. Pero es que televisores, detectores de humo o incluso alimentos como las nueces, los plátanos o las patatas, emiten niveles medibles de radiación.
La fuente principal de radón en una vivienda es el suelo donde ésta se ubica, y, en la mayoría de ocasiones ni siquiera es un peligro para las personas. De esta forma, un edificio construido con un material distinto al granito puede tener una concentración elevada de este gas si se encuentra en un subsuelo rico en uranio, mientras que una construcción de granito puede no tener una concentración tan elevada.
El hecho de que las rocas graníticas ricas en uranio puedan exhalar radón es frecuentemente confundido con el hecho de que el granito, como roca ornamental, constituya una amenaza por su aportación de radón porque lo cierto es que la aportación de radón de los materiales de construcción a una vivienda es muy baja. La cantidad de uranio que hay en un suelo va a depender de la naturaleza geológica del propio suelo y del nivel de fracturación que posee.
Las nuevas leyes del radón
La Unión Europea recomienda que la concentración de radón no supere los 200Bq/m3 (becquerelios por metro cúbico) en viviendas de nueva construcción, mientras que para aquellas construidas con anterioridad, la cifra es de 400Bq/m3.
Desde febrero de 2018 está vigente en España una directiva Europea emitida por la Comunidad Europea de Energía Atómica (EURATOM) que obliga al gobierno español a controlar el gas radón en hogares, de modo que se han de realizar mediciones en lugares de riesgo para mitigar las concentraciones que excedan el límite de 300Bq/m3.
Por otra parte, y para asegurar la seguridad del granito, el Centro Tecnológico del Granito ha caracterizado más de 50 variedades de granitos, entre las que se encuentran diversas variedades nacionales y de importación con interés constructivo. Entre todas las muestras de granito estudiadas, no se ha encontrado ninguna que no cumpla los valores establecidos por la normativa europea.
Además, se han realizado mediciones en 9 empresas elaboradoras de granito ubicadas en 6 municipios gallegos diferentes. Se obtuvieron 90 resultados de concentraciones de radón en lugares de trabajo. Todas las mediciones realizadas se encuentran por debajo de los 300Bq/m3, mientras que el 83,3% por ciento, no superaba el valor medio anual nacional establecido por la Organización Mundial de la Salud de 100Bq/m3.
En la actualidad, las acciones de mitigación del radón se centran en dos principios muy sencillos. Según la Dra. Dolores Cortina, profesora de Física de Partículas en la Universidade de Santiago, o bien se tiene que evitar que el radón entre en el interior mediante sistemas de aislamiento, o, si ya ha entrado, hay que darle una salida rápida a través de una buena ventilación.
El radón está en todas partes. Mientras que ningún nivel de este gas es seguro, los expertos aseguran que las cantidades que podemos encontrar en una vivienda que utiliza granito o cualquier otra piedra natural, aun usándola de forma masiva, son lo suficientemente bajas para que no resulten dañinas por si solas. Con la implantación de la nueva directiva europea, es conveniente tener en cuenta la concentración de radón en el suelo antes de construir, de forma que podamos prevenir, en mayor medida, la exposición a este gas. Es evidente que hay que tomar medidas de acción a largo plazo, pero no debemos tenerle miedo al radón.
El Centro Tecnológico del Granito publicó en 2018 este vídeo para explicar el radón en su relación con el granito.