El oro del imperio salió de la Gallaecia Romana

2019-03-29T08:55:18+01:0029/03/2019|

La Torre de Hércules, la Muralla de Lugo, los puentes romanos que cruzan el Miño… son construcciones que cualquier gallego nombraría como muestra de la Gallaecia Romana. Los romanos estuvieron en Galicia durante siglos y sus huellas han llegado hasta nuestros días a través de la lengua, de edificios, de infraestructuras y costumbres. Sin embargo, una de sus principales aportaciones a Galicia cae en muchas ocasiones en el olvido: las decenas de minas de oro que datan de esta época.

Un minucioso informe de Ancient World Mapping Center, el Stoa Consortium y el Institute for the Study of the Ancient World ha delimitado todos los yacimientos romanos conocidos a lo largo de Europa y África. Los resultados muestran que España y Portugal suman un número de minas de oro superior a cualquier otra provincia romana, y un gran porcentaje de ellas están situadas en Galicia.

xplotación minera consiste en un socavón de grandes dimensiones, de más de doscientos metros de largo por unos 120 de ancho, con una profundidad que puede llegar hasta los 35 metros. Hace tiempo que a Manuel Cao le había llamado la atención la presencia del gran corte practicado en la ladera del monte, que divisó algunas veces al circular por la carretera N-120 a la altura de Montefurado. Intentó visitar el lugar hace unos años, pero no pudo examinarlo bien porque la zona acababa de sufrir un incendio forestal y estaba cubierta de vegetación carbonizada. La nueva visita presentó menos dificultades, aunque la antigua mina está oculta en gran parte por una densa maleza. Aviso al AyuntamientoTras la visita, Cao y Rueda se pusieron en contacto con los responsables municipales para señalarles la importancia del yacimiento. «Sabíamos que nese lugar había unha mina romana, pero ata agora non foi estudada e non éramos conscientes da súa espectacularidade», dice a este respecto el teniente de alcalde y concejal de Cultura Roberto Castro. A su juicio, la explotación es comparable a otra gran mina romana a cielo abierto existente en el municipio, la de O Covallón -en las proximidades de la aldea de Lousadela-, que el Ayuntamiento tiene previsto acondicionar para las visitas turísticas e incluir en una ruta temática dedicada a la minería antigua. Castro dice por otro lado que el Ayuntamiento tendrá muy en cuenta el valor de este yacimiento olvidado y que tomará medidas similares a las que se pretende aplicar en O Covallón, una vez que el lugar sea examinado por expertos, a fin de integrarlo en el proyectado parque geológico Montañas do Courel.

El oro como aglutinante entre galaicos y romanos

El oro extraído por los romanos tiene mucho que ver con la economía, la cultura y la política que desarrollaron en Galicia. La exportación de oro superó cualquier previsión. Según investigadores del CSIC fueron 190 las toneladas extraídas en el Noroeste español durante la época romana, por lo podemos afirmar que una buena porción de la riqueza de Roma salió de tierras gallegas. Además, gran parte de este oro gallego circuló a lo largo del imperio en forma de monedas llamadas áureos.

Las minas de oro romanas supusieron para Galicia expolio y trato de favor al mismo tiempo: los galaicos eran los trabajadores de las minas, siendo esta labor su tributo al imperio, mientras que para mantener a los galaicos tranquilos, los romanos les concedieron ciertos derechos políticos como la ciudadanía latina.

Obras de ingeniería en las minas de oro romanas

Los romanos aportaron sofisticadas técnicas de extracción de oro, a día de hoy se han identificado hasta tres métodos diferenciados en función del material en el que este se encuentra alojado: arenas de los ríos (lavado de arenas), en yacimientos primarios (explotación mediante pozos y galerías) y yacimientos secundarios en los montes. Para esta última localización se usaba un método espectacular mediante el que se derrumbaban extensiones amplias de montaña de un solo golpe usando la fuerza del agua. Este método es el que se empleó durante la extracción de oro de Las Médulas, en la comarca del Bierzo en León, muy cerca de Galicia. Esta fue la mayor mina a cielo abierto de todo el Imperio Romano y nos ha dejado, siglos después, uno de los paisajes más increíbles de toda España. Hoy, este paraje cultural, fruto de la naturaleza y la acción del hombre, es Patrimonio de la Humanidad

Pero sin tener que salir de la comunidad gallega, encontramos una de las mayores obras de ingeniería romana de la península: el Túnel de Montefurado o A Boca do Monte. En Quiroga, en la provincia de Lugo donde el Sil discurre formando un entramado de valles y meandros. Los romanos sabían que el afluente del Miño arrastraba oro y para facilitar las tareas de extracción decidieron secar uno de los meandros más amplios. Para ello horadaron el monte empleando el método ruina montium, dejando un hueco en la roca de 120 metros de longitud, por 19 de ancho y 17 de alto, para desviar el cauce del Sil dejando secos los 2,5 km del extenso meandro.

El mapa gallego de las minas de oro romanas

En el territorio gallego están señaladas diecinueve explotaciones de oro, ocho de estas diecinueve minas se encuentran en la provincia de Lugo, en los municipios de Quiroga (con las minas de Montefurado, Toucedo, As Covas y Margaride), Folgoso do Courel (con las de A Toca, Torubio y Millares-Romeor) y Ribas de Sil (con la explotación a cielo abierto de O Covallón).

Otro centro importante para el imperio fue Ourense, provincia que podría tomar su nombre de la voz romana Auriense (ciudad del oro). Aquí se encuentran la mina de Os Biocos en el municipio de San Xoán de Río y la de Os Milagres, cerca de Baños de Molgas. Mientras que la comarca de O Carballiño cuenta con la última.

Las tres explotaciones restantes están ubicadas en la provincia de A Coruña. Son las de Corcoesto -en la comarca de Bergantiños– y las de Covas y Montefaro, en la comarca de Ferrol.

Nuevos hallazgos de minas romanas

Pese a que son diecinueve las explotaciones marcadas en el mapa, cada año se descubren nuevos yacimientos, muchas veces los surcos donde siglos atrás se llevó a cabo la explotación han sido cubiertos por maleza, lo que complica las tareas de catalogación. Uno de los descubrimientos más recientes es el de otra mina situada en Ribas de Sil, descubierta por Manuel Cao, profesor jubilado. Este yacimiento cuenta con unas dimensiones impresionantes: un socavón de más de doscientos metros de largo por unos 120 de ancho, con una profundidad que puede llegar hasta los 35 metros.

Poco a poco, estos yacimientos olvidados están siendo objeto de estudio para revalorizar el patrimonio gallego, así por ejemplo la recién descubierta mina de Ribas de Sil podría ser integrada en el parque geológico Montañas do Courel.