La apasionante historia geológica de la Costa da Morte

2022-05-04T17:52:53+02:0004/05/2022|

Las rocas que podemos ver hoy en la Costa da Morte, con una plataforma continental sumergida, son el resultado de una enorme y larga serie de procesos geológicos, algunos de millones de años y otros de miles. En tierra, las rocas se agrupan en dos zonas muy claras. Por un lado, una franja de unos diez kilómetros de ancho, compuesta por rocas metamórficas, que va desde Malpica hasta Tui formando un arco NE-SO y que los geólogos hemos llamado, muy adecuadamente, Unidad de Malpica a Tui (UMT). Por otro lado, la franja costera desde Malpica a Fisterra, la verdadera Costa da Morte, compuesta por rocas ígneas, rocas que fueron magmas fundidos y ascendieron atravesando las rocas metamórficas que estaban por encima.

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En Malpica se ven muy bien las rocas de la UMT, rocas que han sufrido una intensa deformación (por eso también se ha llamado a esta banda Fosa Blastomilonítica). La UMT es hoy una sucesión apilada en capas inclinadas hacia el oeste de casi 4.000 metros de espesor de rocas de edad Ordovícico (hace 400 millones de años). En la parte más baja de ese apilamiento, que se ve al este de Malpica, hay unos 2.000 metros de esquistos (rocas metamórficas lajosas) y paraneises recristalizados (rocas metamórficas bandeadas) en la que se incluyen numerosos cuerpos laminares deformados de granitos. Sobre ellas, hacia el oeste, hay 800 metros de areniscas y pizarras y por encima hay 1.100 metros de esquistos, anfibolitas (rocas resultado del metamorfismo de rocas volcánicas o subvolcánicas) y ortoneises (rocas bandeadas resultado del metamorfismo de granitos). Son rocas metamórficas pero, ¿qué fueron antes de ser lo que son hoy y qué pasó?

Volvamos la vista geológica atrás. Lo que hoy es la Península Ibérica y que por tanto incluye la Costa da Morte, era en el Ordovícico la plataforma continental de un continente llamado Gondwana cuya área emergida estaba en el Norte de África. No había ningún ser vivo en la tierra continental del planeta: ni plantas ni animales, nada. Todos los habitantes del planeta estaban bajo el mar. Imaginad ese inmenso mundo desértico y rocoso con un aire sin suficiente oxígeno para soportar la vida. Las costas de Gondwana eran colosales playas que hoy podemos ver en muchos puntos de nuestro país convertidas en potentes bancos de cuarcitas denominadas Armoricanas (llamadas así por haber sido descritas en una región de la Bretaña francesa). Frente a esas playas había un mar somero rico en trilobites y braquiópodos y los primeros arrecifes de coral: eso era la Península Ibérica, el fondo de un tranquilo mar poco profundo donde se depositaban los lodos que luego serían calizas, arcillas y areniscas; un mar denominado Reico.

Ese mar se cerró al acercarse Gondwana a Laurentia (como hace ahora la placa africana con la euroasiática) a razón de 20 mm. al año y nuestros sedimentos del mar Reico formaron, lentamente y durante 100 millones de años, la cordillera Varisca que fue una mezcla de apilamientos de los sedimentos del mar y las rocas de los dos continentes que chocaron.

Las rocas sedimentarias se enterraron en un proceso llamado subducción y sufrieron metamorfismo y fusión, lo que hizo que aparecieran grandes masas de rocas fundidas inyectadas entre las ahora rocas metamórficas, algunas de las cuales llegaron a la superficie en forma de volcanes, lo que los geólogos llaman arcos isla (un ejemplo de estos arcos isla es el actual archipiélago de Japón). Cien millones de años de erosión arrasaron los volcanes hasta sus raíces graníticas dejando en la superficie las rocas que hoy vemos en la Costa da Morte, una muralla de granito que defiende la costa de los ataques de la erosión incesante del bravo mar gallego.

Lo ocurrido en tiempos humanos

Conviven varios tipos de granitos en la zona. La mayoría de ellos, se inyectaron durante la deformación de hace 380 millones de años en la Orogenia Varisca. Por ello sus cristales (cuarzo, feldespato, micas, entre otros) y migmatitas (rocas casi fundidas) están orientados desde la playa de Reira, al norte del Cabo Vilano, hasta la ría de Camariñas y del Coido de Cuño a Fisterra. Sin embargo, otras rocas graníticas afloraron después del proceso orogénico y por eso tienen formas cartográficas redondeadas con un tamaño de grano más grueso, como los granitos de hermosos cristales de feldespatos rosas que afloran desde el final de la playa de Traba de Laxe hasta la de Reira y los granitos de dos micas que forman la costa desde Muxía al Coido de Cuño, donde se encuentra el Parador de Muxía.

El colosal choque dio lugar a la cordillera de los Apalaches y a un único continente planetario: Pangea (que significa Toda la Tierra). En ese momento lo que hoy es la Costa da Morte estaba pegada a lo que hoy es América del Norte y la Bretaña francesa.

Pero a partir del Triásico (hace 250 millones de años), Pangea comenzó de nuevo a romperse para poco a poco con la apertura del Atlántico hasta formar el planeta que vemos hoy. Iberia aparece entonces y se desplaza hacia el este hasta colisionar con Eurasia y formar los Pirineos por el norte, mientras que África se aproxima por el sur del microcontinente para colisionar con Iberia y formar las Cordilleras Béticas por el sur. Un proceso que continua hoy en día.

Tras tan impresionante y larga historia geológica de la Costa da Morte, veamos la foto de lo que ha ocurrido en tiempos humanos.

Los granitos que constituyen la Costa da Morte tienen una huella de su pasado más reciente. Las espectaculares acalanaduras que se ven en muchos puntos de la costa parecen resultado de la erosión del agua. Pero no fue el agua la que formó los canales, sino la disolución química resultado de que los granitos estuvieron desde hace 135.000 años bajo un espectacular cordón de dunas compuestas por arenas silíceas, pero también con una inmensa cantidad de fragmentos de conchas compuestas por carbonatos que cambiaron el pH del agua y provocaron la disolución de las rocas al percolar la lluvia a través de ellas.

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Las actuales playas de la Costa da Morte son muy recientes, las verdaderas playas resultado del descenso del nivel del mar hace 83.000 años durante la última glaciación, eran playas de bolos graníticos como los observados en la Illa da Estrela en Corme o en la playa de A Balea, en Cabo Vilán, resultado de los efectos de un clima húmero periglaciar que escamaba las rocas durante el deshielo estacional. La línea de costa en el Pleistoceno (hace 18.000 y 23.000 años) estaba entonces a 30 km al oeste de la actual línea de costa. La hermosa duna fósil de la Ría de Corme y Laxe del Monte Branco de Ponteceso, se formó hace 15.000 años a causa de la subida del nivel del mar posterior al final del último período glacial anterior.

Finalmente, las dos rías de la Costa da Morte: la de Corme y Laxe, y la de Camariñas-Muxía, que nos muestran el vuelco geomorfológico que ha dado Galicia en los últimos 12.000 años. Los estrechos valles fluviales con ríos encajados en fracturas resultado de la orogenia Alpina en Galicia y que desembocaban al mar formando extensas playas de blancas arenas, se han convertido en zonas inundadas por el agua del mar extendiéndose muchos kilómetros hacia el interior de la costa para formar lo que ahora llamamos rías. La Costa da Morte es un maravilloso ejemplo de una apasionante historia geológica resumida en 62 kilómetros de agreste y espectacular belleza.

Manuel Regueiro y González-Barros es el presidente del Colegio de Geólogos. Contenido publicado en ‘La Voz de Galicia’ el 21/03/2021