Minerales imprescindibles para la higiene y la salud

2020-01-24T12:06:53+01:0009/01/2020|

No se ven ni se notan, pero lo cierto es que los minerales están por todas partes. Están presentes en nuestra comida, en los medicamentos, o incluso en los productos de limpieza que utilizamos. Otros sirven para fabricar los objetos que usamos cada día, como el papel, los plásticos, los lápices… y sin muchos otros no se podrían construir ni carreteras, ni casas, ni las ciudades donde vivimos.

Minerales y metales para la medicina moderna

¿Sabías que los minerales y los metales son esenciales para la medicina moderna? Lo cierto es que son aspectos clave para la mayoría de innovaciones que hoy se pueden observar en el campo de la medicina.

Tomemos como ejemplo el cobre. Además de aparecer en los escáneres de resonancias magnéticas, también es un factor muy importante a la hora de inhibir el virus de la gripe y para otros equipamientos médico gracias a sus propiedades anti-microbianas.

Otro mineral con beneficios médicos muy significativos es la plata. La plata es un ingrediente que se usa en productos médicos con el fin de prevenir la reproducción de bacterias y acelerar el proceso de curación. Por ello, la plata está presente en un gran número de antibióticos. De hecho, una pequeña cantidad de plata hace que la bacteria E.coli sea más sensible a los antibióticos más comunes, como la penicilina.

El titanio también es un elemento fundamental en medicina. Es también resistente a bacterias, lo que lo convierte en un buen elemento para la fabricación de equipamiento quirúrgico. Tanto el titanio como el aluminio son, además, componentes esenciales de las prótesis actuales.

El uso de metales como el platino y el litio ha provocado avances significativos en los marcapasos artificiales, que ayudan a estabilizar la frecuencia cardíaca. Y por otro lado, el acero inoxidable es comúnmente utilizado en equipamientos médicos y superficies de hospitales ya que resulta muy fácil de limpiar y de esterilizar.

Los minerales que nos protegen del exterior

Los minerales y metales se consideran componentes activos, capaces de aportar al producto una serie de propiedades determinadas en función del elemento que se utilice. Por ello, aunque no formen parte de nuestra piel, algunos de ellos son muy importantes en cuanto a protegernos de agentes externos, así como de reparar los daños en la piel.

Silicio, cobre, magnesio, azufre, hierro, selenio, yodo o zinc son elementos indispensables para la renovación celular y la estimulación de la piel, razón por la que cada vez es más habitual verlos en productos cosméticos. En la actualidad, incluso está muy de moda el uso de metales preciosos como el oro, la plata, el platino o incluso los diamantes, sobre todo en productos de alta cosmética. Además, otros productos como los polvos compactos de maquillaje están compuestos de talco (silicato de magnesio) y las barras de labios, por carbonato de calcio y talco.

Pero también podemos encontrar minerales en otros productos de higiene diaria, como la pasta de dientes. Si se observa su composición, veremos que lleva pequeñas cantidades de un abrasivo suave que puede ser carbonato cálcico, carbonato sódico o diatomita. La diatomita está formada por los caparazones de unos seres fósiles microscópicos, por lo que, sin saberlo, a diario nos cepillamos los dientes con un fósil.

Por su parte, los detergentes contienen sulfato sódico, que aporta el color blanco y el volumen: se trata de una simple carga mineral para rellenar la caja. Este sulfato se disuelve en la lavadora y se deshecha por el desagüe. En España se pueden llegar a producir alrededor de un millón de toneladas de este mineral. En cuanto a otro tipo de limpiadores, podemos encontrar en su composición sílice o cuarzo, pumita, diatomita, feldespato o caliza. Los estropajos, por ejemplo, se fabrican con fibras de plástico, pero para que limpien bien, llevan entrelazados entre las fibras partículas de cuarzo o caliza, según la capacidad abrasiva que tengan.

El tratamiento del agua por medio de áridos

El agua es un recurso muy utilizado en los procesos industriales, además de ser un elemento imprescindible para el ser humano. Pero para permitir el desarrollo industrial, es necesario realizar tratamientos de descontaminación de las aguas utilizadas en los procesos productivos para, así, poder conservar este bien.

El tipo de tratamiento que se aplica al agua se diferencia en función de su procedencia. Los sistemas de tratamiento se pueden dividir, generalmente, en EDAR (Estación de Depuración de Aguas Residuales), EDARI (Estación de depuración de Aguas Industriales), y ETAP (Estación de Tratamiento de Aguas Potables).

La mayor parte de la cal que se produce se destina a mejorar la calidad del agua que se consume, tanto por personas como por la industria. En las estaciones de aguas se utiliza el óxido de calcio, el hidróxido de calcio y, en menos cantidad, la dolomía calcinada. El uso de estos minerales ayuda a reducir el sabor, olor y color del agua y a eliminar la materia en suspensión. Además, con ella se elimina el manganeso, los fluoruros y los taninos orgánicos del agua, así como la sílice.

En el caso del tratamiento de aguas residuales, aparte de para controlar el pH, la cal se utiliza para neutralizar el agua residual ácida, reducir la concentración de contaminantes orgánicos oxidables, la clarificación del agua, la separación de contaminantes disueltos y la coagulación de las diferentes partículas que flotan en el agua.

El uso de cal en las plantas de aguas residuales para el tratamiento de lodos orgánicos comenzó a extenderse hace ya más de cien años. El producto cálcico más utilizado en las Estaciones de Depuración de Aguas Residuales (EDAR) es el hidróxido de calcio, con una pureza superior al 90%. Las ventajas que ofrece en estas plantas son numerosas, tanto en la línea de aguas, al precipitar los metales tóxicos y reducir los sólidos en suspensión, como la de los lodos, ya que acondiciona todo tipo de lodos y los estabiliza sin que contaminen, eliminando, de este modo, los malos olores y destruyendo los agentes patógenos.

¿Qué sencilla es la vida moderna gracias a la minería, verdad? Los vínculos entre las prácticas humanas y los minerales son más profundas de lo que puede parecer a simple vista. Incluso si quisiéramos contabilizar la cantidad total de minerales industriales que utilizamos en nuestro día a día, sería una tarea prácticamente imposible. Pero lo cierto es que sin ellos, hasta la más mínima acción nos resultaría imposible.