¿Son necesarias tantas minas y canteras en Galicia?

2019-02-13T14:38:19+01:0012/02/2019|

Según las estadísticas mineras del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, en Galicia, en 2016, estaban funcionando 248 minas y canteras, 13 plantas embotelladoras de aguas minerales y 21 balnearios. El descenso en el número de explotaciones ha sido dramático desde 2007, cuando había 398 minas y canteras operativas y un número similar al actual de establecimientos de aguas.

Pero, ¿son necesarias las minas y canteras en Galicia? La respuesta es afirmativa al 100%.

La industria extractiva proporciona materias primas básicas para cubrir las necesidades de los ciudadanos como materiales de construcción (áridos, granito, pizarra y cerámica), materia prima para la industria, para el sector agropecuario y directamente para el consumo humano (aguas minerales y balnearios). Y se trata de un sector estratégico para la Unión Europea, que señala la necesidad de fomentar la explotación de los recursos naturales existentes en el territorio europeo de una manera sostenible con el entorno.

La importancia económica del sector minero queda de manifiesto por ser proveedora de materias primas de numerosos sectores industriales: cemento, cales, cerámica, hormigón, mortero, ladrillos, vidrio, construcción, siderurgia, industria química, generación de energía, alimentación, medio ambiente, etc.

La minería, un sector estratégico

Al igual que en toda Europa, en el caso de España, la industria extractiva de rocas y minerales es un sector estratégico, absolutamente imprescindible para el desarrollo de la actividad económica de España, poniendo en valor más de 60 tipos diferentes de rocas y minerales.

Además, la industria extractiva permite paliar el déficit de materias primas del país, equilibrando la balanza comercial. A nivel nacional, según datos de la Confederación de Industrias Extractivas de Rocas y Minerales Industriales (Cominroc), el 20% de las rocas y minerales extraídos en España se destinan a la exportación, con un volumen de exportación de unos 1.500 M€ provenientes, principalmente, de las rocas ornamentales (226 M€ de ellos corresponden a granito y pizarra de Galicia), de algunos de los minerales industriales (28 M€ tienen origen en Galicia) y del cemento.

Queda de manifiesto que las rocas y minerales son imprescindibles en el mundo moderno y, sin ellos, la sociedad del bienestar en la que vivimos no sería posible. Aprender a valorarlos y comprender que es necesario extraerlos para poder utilizarlos es esencial para que el sistema sea sostenible a largo plazo, evitando comprometer el futuro de las nuevas generaciones. Sin los minerales no es posible mantener un mínimo nivel de vida para los ciudadanos. La industria extractiva juega un papel estratégico en toda Europa.

Quizá podría quedar abierta otra pregunta. Una vez confirmada la necesidad de los productos mineros, su aportación a la sociedad y a la economía, queda abierta la pregunta sobre el número de explotaciones. ¿Son necesarias tantas minas y canteras en Galicia? La respuesta es afirmativa al 100% de nuevo.

Los recursos minerales del subsuelo no son móviles

La industria extractiva constituye un caso excepcional entre los sectores industriales, ya que su ubicación viene determinada por una inusual concentración de materias primas en la corteza terrestre. Por eso hay minas y canteras donde hay minerales para extraer y donde es posible hacerlo sin interferir gravemente en las actividades humanas, el patrimonio o la naturaleza.

La geología determina si una zona es útil para la extracción de pizarra (como la comarca de Valdeorras), la de granito (como en el Concello de O Porriño) o la de aguas (junto a los manantiales naturales). Es más, industrias como la de la transformación de la cerámica se instalan cerca de yacimientos de arcilla roja para completar el ciclo productivo. Por ello hay una gran concentración de minas y canteras en determinadas zonas de Galicia y hay áreas con muchas décadas de actividad extractiva, como el Barbanza para metales, la Costa da Morte para minerales industriales o el cuarzo en la Mariña Lucense.

Los áridos no viajan bien

El caso de los áridos es aún más específico. Los recursos minerales que pueden ser empleados como arenas o gravas son relativamente abundantes en Galicia y en toda España. Debido a ello, su valor por tonelada es bastante bajo (una media de 5 euros), por lo que los costes de su distribución son bastante altos si se producen desplazamientos a larga distancia. El transporte de áridos se hace por carretera desde las canteras a su punto de uso con camiones de gran tonelaje, por lo que la ubicación de una cantera es un factor muy importante.

El mapa de distribución de canteras de áridos en Galicia elaborado por Arigal refleja que las canteras se encuentran siempre muy cerca de las áreas metropolitanas de las siete ciudades gallegas y de las principales villas. Allí se concentran las construcciones residenciales, los equipamientos (hospitales, colegios…) y las infraestructuras (puertos, ferrocarril, carreteras…).

Si hubiera menos canteras, los sobrecostes del transporte los tendrían que asumir los compradores (administraciones públicas fundamentalmente), que los tendrían que repercutir a la sociedad en forma de mayores impuestos y de aumento de precios en las viviendas nuevas.

Además de las consecuencias económicas en forma de sobrecostes, existe una preocupación añadida con respecto a la huella de carbono que puede representar un trayecto de largo recorrido en un camión de transporte de áridos. Según datos del Ministerio de Recursos Naturales de Canadá (NRCan), cada camión de áridos consume 0,56 de combustible por kilómetro, lo que supone 0.0015 toneladas de CO2 emitidas. Los camiones de transporte de áridos suelen realizar una media de 75 kilómetros en cada transporte (ida y vuelta). Si hubiera menos canteras en Galicia y los camiones tuvieran que viajar, por ejemplo, 150 kilómetros (ida y vuelta) las emisiones de un único vehículo se dispararían hasta los 0,225 toneladas de CO2 .

Un caso excepcional se plantea en casos específicos como la exportación vía marítima en buques de gran tonelaje o el comercio de áridos de alto valor.