Las necesidades mundiales de materias primas minerales para la transición hacia una economía verde son enormes. La obtención de una energía que no dependa de combustibles fósiles y la digitalización a nivel planetario está tirando de la demanda global de metales y minerales. Los precios se mantienen al alza tras la pandemia debido a tensiones en las cadenas de suministro derivadas de conflictos geoestratégicos, movimientos contrarios al libre mercado (acaparamiento y prácticas regulatorias) y las larguísimas cadenas logísticas por las que pasan los minerales.
Las principales economías del mundo llevan años alertando sobre la dependencia de muy pocas fuentes para minerales y metales importantísimos para la economía del planeta. De hecho, en el repaso que hacemos a continuación de las materias primas esenciales para la economía verde en ningún momento se cita a EE.UU., y son pocos los países de la Unión Europea que tienen producciones relevantes de alguno de ellos.
Los metales de las baterías
La minería del litio, un metal esencial para los sistemas de almacenaje de energía eléctrica a nivel planetario (vehículos eléctricos, híbridos, baterías en tierra…) se realiza en muy pocos países, según el Servicio Geológico de EE.UU. Australia produjo en 2019 el 60% del litio del mundo; Chile, el 19%; China, el 9%; y Argentina, el 7%. De esta manera, se acumula en estos cuatro países el 95% de la producción mundial de una materia prima crítica para la economía mundial.
Sin embargo, el producto extraído de una mina no se puede comercializar directamente porque está mezclado con otros materiales sin valor y contiene impurezas. Es necesario procesarlo para obtener el concentrado o mineral de alta ley, un producto que ya se puede vender. Este proceso, en el caso del litio, se realiza solo en tres países del mundo: China, que produce el 58% del litio del mundo; Chile, el 30%; y Argentina, el 10%.
Otro mineral esencial para la tecnología moderna por su uso en baterías y tecnología es el cobalto. Según el Servicio Geológico de EE.UU, el 70% de la producción mundial sale de la República Democrática del Congo; el 5%, de Rusia; el 4%, de Cuba; y otro 4%, de Australia. El refino de cobalto también pasa por el cuello de botella de tener muy pocos especialistas. En este caso, de nuevo, China es el líder mundial de la purificación, con un 72% del mercado; mientras que Finlandia obtiene un 9%; Canadá, un 4%; y Noruega, otro 4%.
El grafito se emplea en los ánodos de las baterías de litio y, aunque no requieren de grandes cantidades, su uso es esencial. Pues bien, de nuevo, en China es donde se realiza la extracción del 68% del grafito del mundo; en Brasil, el 10%; en Canadá, el 4%; y en la India, otro 4%.
El monopolio de China en las tierras raras
Con respecto a las tierras raras, de las que hay evidencia en Galicia, la escasez de productores a nivel mundial obedece a los intereses de la economía planificada de China. El 60% de la minería de estos elementos críticos para diversas industrias se produce en minas estatales del régimen comunista, mientras que una empresa constituida en 2021 (China Rare Earth Group) tiene la exclusiva del procesado del 86% de las tierras raras del mundo.
El wolframio (o tungsteno) es otro de los metales críticos para diversos procesos industriales asociados a la metalurgia, como elemento para endurecer aceros. También en el mercado mundial del wolframio China ejerce una posición de dominio, con el 82% de la producción mundial, mientras que el segundo productor es Vietnam, con un 6%. Según datos del Servicio Geológico de EE.UU, España produce solo el 0,5% del wolframio extraído en el planeta.
Galicia fue un importante productor de este valioso metal durante la Segunda Guerra Mundial y actualmente existen dos proyectos empresariales destinados a reactivar esta producción: uno en San Finx, en el ayuntamiento de Lousame, y otro en Varilongo, en el de Santa Comba.
La dependencia de países africanos en conflicto
Otro mineral imprescindible para el desarrollo tecnológico moderno es el coltán, que tiene una producción significativa en Galicia. Está compuesto por otros dos minerales: la columbita (hierro y óxido de niobio) y la tantalita (niobio y tántalo). Estos elementos se emplean en condensadores (para smartphones, tablets, ordenadores, pantallas y en muchos otros dispositivos electrónicos) y resistencias de alta potencia (generadores eólicos, redes de alta tensión y bancos de carga).
El mercado mundial de coltán nace en la República Democrática del Congo y Ruanda, dos países inestables que concentran el 61% de la producción mundial; Nigeria produce el 12%; y Brasil, el 14%. Además, el mineral extraído en África viaja directamente hacia China, que concentra la práctica totalidad de los procesos de concentración del mineral, ejerciendo, también, una posición de dominio.
El aluminio primario, en forma de lingotes o tochos, se obtiene de un mineral, la bauxita, que precisa dos procesos industriales desde que es minado. Según datos del Servicio Geológico de EE.UU, los principales productores mundiales de bauxita son China (27%) y la República de Guinea (22%). Precisamente, la inestabilidad de este país africano, que cuenta con reservas importantes de minerales de hierro y bauxita, en el otoño de 2021, llevó a una escalada de los precios del aluminio en la bolsa de Londres (LTE).
La producción mundial de cobre se concentra
El cobre es un metal imprescindible para la vida moderna y su minería a gran escala también pasa por muy pocos países. Chile supone el 26% de la producción mundial; Perú, el 12%; y China, el 6%. En cuanto al procesado y concentrado del mineral, de nuevo, no hay duda. China supone el 40% del proceso de refino; Chile, el 5%; y Japón, el 3%.
En España se mantienen en explotación tres minas subterráneas de sulfuros complejos, que obtienen concentrados de cobre, zinc y plomo, con importantes contenidos en plata; y otras dos a cielo abierto que producen cobre o concentrado de cobre. La producción de todas solo supone un 0,9% en el balance mundial. También en Galicia existe un proyecto para la obtención de cobre en la mina de Touro-O Pino, que estuvo activa hasta los años ochenta.
La transición hacia economías digitales, de bajo consumo y neutrales, desde el punto de vista climático, conllevará un aumento significativo de la demanda de estos minerales, ya que las tecnologías que los requieren, como las baterías, las redes eléctricas y los motores eléctricos, serán clave para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París.
Por ello, la Unión Europea mantiene una política de alerta a los países miembros sobre la dependencia de materias primas críticas desde hace una década, mientras que EE.UU, que tampoco produce de manera significativa ninguno de estos minerales, también ha emitido una orden ejecutiva para sus sectores industriales sobre la dependencia externa de minerales.